Por
Martin Simonetta
El
pasado 19 de febrero de 2008, Fidel Castro anunció - en
una carta publicada en el diario oficial cubano Granma- que no
se presentará ni aceptará el puesto de Presidente
y Comandante en la próxima Asamblea del Poder Popular.
Detrás
de aquel aparente acto de generosidad política por parte
de Castro se esconde un proceso, lento pero sostenido, de desmoronamiento
de un régimen que mas alla de las flagrantes violaciones
a las libertades de sus ciudadanos que ha ejercido y ejerce- ha
sobrevivido hasta el momento a los profundos cambios pro apertura
en la historia contemporanea.
El
anuncio confirma la tendencia marcada el 31 de julio del 2006,
cuando -a partir del estado de salud de Fidel Castro- asumió
su hermano Raúl como presidente provisional.
Tal
como Nessie, el mítico dinosaurio del lago Ness, la Cuba
de Castro ha pretendido aislarse de los profundos cambios globales
acaecidos a partir del desmoronamiento de la Unión Soviética
y sus satilites, erigíendose como ícono de la supervivencia
de aquellos regímenes totalitarios. Pero, mas allá
de su discurso, no ha podido sino ir cediendo, talvez a un ritmo
menor de los cambios esperados- ante lo inevitable.
Lo
cierto es que desde el desmoronamiento del socialismo, la Cuba
de Castro nacida y criada en el contexto de un mundo bipolar-
quedó desorientada y, mas allá de la firmeza anti-capitalista
del discurso oficial del gobierno, la necesidad la hizo doblegar
lenta pero sostenidamente ante el ¨endemoniado¨ capitalismo.
Durante
la ¨guerra fría¨, la isla significó un enclave
fundamental para la Unisn Soviética situado en el estratégico
¨patio trasero¨ de los Estados Unidos, a apenas 90 millas.
Hacia fines de la década del 80, la crisis financiera soviética
puso fin al ¨rubloducto¨, es decir al sistema de financiamiento
soviético hacia Cuba que era fundamental para subsistencia
de ese modelo.
La caída del comunismo en los países de Europa del
Este dejó a Cuba y a Corea del Norte como ¨eslabones
perdidos¨ en el mundo.
En
el nuevo contexto, la isla debió hacer involuntarias modificaciones.
La necesidad obligó al gobierno cubano a transar con el
supuesto el enemigo: el capitalismo. Debió alimentarse
del flujo de fondos generado por el turismo y también,
de forma limitada , abrirse a la inversión, predominantemente
europea. Los ciudadanos cubanos, a pesar de los altos riesgos
de violar las prohibiciones, desarrollaron pequeños negocios
extra-legales, muchos de ellos orientados hacia el turista, en
el marco de los mínimos margenes de acción existentes.
En el contexto mas hostil, la informalidad fue, una vez mas, una
forma de Libertad conquistada por los ciudadanos sobrepasando
a un gobierno ¨todo-poderoso¨
La
desconexisn del pueblo cubano del mundo exterior era un requisito
sine qua non para que el discurso oficial fuera creíble
y la represisn sistematica justificable.
El
contacto con ciudadanos extranjeros les hizo a ver a los cubanos
que ¨afuera¨ no se vivía tan mal, como argumentaba
Castro. Para ello el gobierno cubano bloqueó a la ciudadanma
de la información mundial.
De
todos modos, el contacto con los turistas extranjeros permitió
a los isleños comenzar a tomar conciencia plena de la aterradora
brecha de ingresos entre su inhumano nivel de vida y el del resto
del mundo, inclusive de la mayoria de los países latinoamericanos.
Muchos
son los interrogantes sobre cual es la Cuba que viene. Desde el
endurecimiento de la dictatura hasta una gradual apertura ¨a
la China¨.
Recordemos,
por ejemplo, las palabras de Fidel Castro en el 2004 en ocasión
de la visita a La Habana del presidente chino Hu Jintao: ¨China
es la mas prometedora esperanza y el mejor ejemplo para todas
las naciones del Tercer Mundo¨
Lo
único cierto es que el inicio del fin del réigimen,
a pesar del intentado disimulo, se hace cada vez mas tangible
y difícil de ocultar. |