Por
Olga López Lazo
Sobre este año 2008 recaen grandes expectativas y esperanzas
para los cubanos, el deterioro en todos los órdenes en
que estamos sumidos hace más ingente el buscar todas las
vías legítimas y posibles para solucionarlo.
La
gran mayoría de las personas piensa en la necesidad de
apertura económica, política y social, y está
pretiriendo algo esencial para que los cambios que se ejecuten
no sean puntuales sino permanentes y sostenibles: la institución
de la familia, su revitalización y desarrollo.
Mucho se ha escrito y hablado sobre la familia y su papel fundamental
como núcleo de la sociedad. Por doquier se lee, se escucha
o se ve, que sin familia no hay sociedad. Si consideramos esto
como verdad y no como frase cliché, ¿Por qué
entonces la supeditamos a instituciones como la escuela? ¿Por
qué se favorece su separación con iniciativas como:
las llamadas becas, el envío de cubanos y cubanas a trabajar
a otros países, casi forzado por las necesidades de supervivencia;
las negaciones de los permisos de salida temporal o definitiva
a todos los miembros de la familia por ser trabajadores de la
salud o de un sector estratégico?
Creo que es hora de poner en práctica medidas concretas
que favorezcan y promuevan el desarrollo de la familia, tales
como:
1. Valorar la insustituible función de la madre o el padre,
apoyando con subsidios adecuados la manutención de la familia,
sobre todo en los periodos en que los hijos dependen más
de la presencia de los padres.
2. Trabajar por que la familia y la escuela formen una Comunidad
Educativa que aúne esfuerzos en la educación de
las nuevas generaciones.
3. Asegurar unos ingresos mínimos para que puedan disfrutar
del necesario descanso y el tiempo libre.
4. Garantizar que todas las familias que lo deseen puedan acceder
a guarderías infantiles con una calidad básica en
cuanto a higiene, alimentación y, sobre todo nivel adecuado
de las educadoras infantiles.
5. Que los padres asuman la responsabilidad de primeros y principales
educadores de sus hijos y no deleguen o se dejen arrebatar por
otras instituciones esa función irreemplazable que les
corresponde.
6. Garantizar un marco legal que posibilite la creación
de diferentes organizaciones familiares donde se favorezca y enriquezca
dicha institución.
7. Facilitarle a las parejas que deciden formar una familia el
disponer de un trabajo digno y de una vivienda con un mínimo
de confort.
8. Procurar que los padres o madres que van a trabajar a lugares
distantes puedan hacerlo junto con los demás miembros para
evitar la separación o posibles rupturas del núcleo
familiar.
Es responsabilidad de todos esforzarnos por que la institución
familiar se reconstruya en Cuba, puede que los resultados de esto
no se palpen a corto o mediano plazo, puede ser incluso más
urgente satisfacer las muchas y perentorias necesidades de los
cubanos, pero hay que tener muy en cuenta y no descuidar la educación
de los más pequeños. Estoy segura que en el futuro
lo agradeceremos, debemos sembrar hoy, para cosechar mañana
los mejores frutos de nuestra Patria, que sin lugar a dudas, serán
nuestros hijos e hijas.
Solamente priorizando la labor principal de la familia se podrá
hacer valer su primordial función como promotora de hombres
y mujeres de bien para que sirvan a la sociedad con lo mejor de
sus talentos y capacidades.
Solamente asumiendo el protagonismo principal que desempeña
la familia se sentarán sólidos cimientos para alcanzar
un futuro más próspero y de mayor bienestar.
En el aniversario décimo de la histórica visita
del Papa Juan Pablo II a Cuba, termino con una exhortación
suya “Cuba, cuida a tu familia para que conserves sano tu corazón”.
Ningún mejor tributo a este gran Mensajero de la Verdad
y la Esperanza, ninguna mejor fórmula para que la familia
sea realmente el núcleo fundamental de la sociedad.
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