Por
Elena desde Cuba
PostaldeCuba.com
La noticia me tomó por sorpresa, porque ¿cómo
estar preparada para algo que ya has asumido como vitalicio, irremplazable,
sin caducidad?
Es
como cuando te enseñan en la escuela los recursos o energías
no renovables, sabes que hay cosas que no pueden renovarse, y
yo, ya me había llegado a creer que el cargo político
de el coma andante ahora reducido al título de compañero
Fidel era uno de esos, llamémosle recurso no renovable.
Pero
también en la escuela nos enseñan que hay leyes
o principios que siempre se cumplen, como la manzana que se cae
por la acción de la fuerza de gravedad.
Sí,
más tarde o más temprano la manzana cae, y esta
manzana podrida al fin ha caído del árbol.
Sin
embargo, aún no me siento del todo complacida, porque la
manzana podrida aún sigue impune, aún sigue gozando
de los privilegios y comodidades del poder, aún Cuba sigue
siendo suya.
No
me acaba de contentar la noticia porque la manzana podrida no
ha reconocido sus errores, no ha pedido perdón y sigue
mostrándose ante los cubanos y el mundo como un héroe,
como un líder admirable.
La manzana podrida no propuso ni propondrá ya ningún
cambio en beneficio de las otras manzanas, simplemente quedará
incólume hasta su muerte.
Pero
espero que en un futuro no muy
lejano la historia que redactemos nosotros a la luz de la verdad
y la libertad lo destrone de su deidad inmerecida.
Hasta
hace relativamente poco muchos cubanos jamás se habían
planteado la pregunta de quién los iba a gobernar, la boleta
era la misma, sin cambios, sin novedad.
Han
pretendido todo este tiempo vivir obviando la propia naturaleza
humana y el hecho de que nadie es absolutamente imprescindible.
No
tenemos experiencia de alternancia presidencial, sólo conocemos
un modelo de estado y de gobierno. Nos hemos acostumbrado a que
nos den la casilla marcada, a no tomar muchas decisiones, salvo
las mínimas que ya nos llegan bastante procesadas.
Pero
si algo hemos aprendido
los cubanos es a ser pacientes y a vivir con incertidumbre total
acerca del futuro, a no hacernos demasiadas preguntas. La incertidumbre
continúa como una constante en el tiempo, no sabemos quién
sucederá a la manzana podrida, aunque no cuesta mucho imaginárselo.
Mucho me temo que otra manzana podrida tomará la rienda
de nuestros destinos y que su reinado pueda durar otro medio siglo.
Siento
espanto sólo de pensar que las cosas no cambiarán
y que esto no sea más que tener el mismo perro pero con
distinto collar. Prefiero pensar que una desdichada página
de la historia se empieza a cerrar y que una nueva se abrirá
pronto.
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