El Veraz  
Portada
Audio y Video
Los 10+
Raíces
La otra Cara
Documentos
Reconciliación
Estadísticas
Victimas Cubanas
Galería de Puerto Rico
Isla del Encanto
Galería de Cuba
La del Turista
La del Cubano
Rostros Cubanos
Nostalgia Cubana
Búsqueda
Buscar en ¨El Veraz¨
Internacionales
Sitios de Puerto Rico
Sitios de Cuba
Artículos anteriores
Artículos anteriores
Divulgue la verdad
Imprimir Articulo  
Envie Articulo  
A Favoritos  
| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
Despedida a Papá

Por Elena
Desde Cuba
Postal de Cuba

La tarde antes de la salida de mi papá del país, estaba a la entrada del edificio donde él vivía, con mi hermano que me agarraba fuertemente de la mano, como si temiera que yo también fuera a dejarlo para siempre. El revuelo comenzó a eso de las seis, papá, sus tres hermanos y otros amigos iniciaron la bajada de aquella balsa enorme desde la azotea. Cada uno estaba posicionado en uno de los balcones y con ayuda de una polea y sogas empezaron a descender a “Caridad del Cobre”.

En más de una ocasión estuvo a punto de desplomarse, pero finalmente, después de un esfuerzo casi titánico, lograron colocar en la acera aquella “embarcación” que arrancaría a papá de mi lado. Mis tías, mi madrastra y las otras mujeres que se sumarían a la odisea esperaban nerviosas.

Mis manos sudaban frío, las piernas me temblaban y tenía un nudo en la garganta que evitaba a toda costa convertirse en llanto. No quería que mi papá me viera llorar, porque de nada serviría sino para preocuparlo más en aquel momento en el que ya no cabían las dudas o el arrepentimiento.

Aunque aún hoy me pregunto, ¿qué habría sucedido si hubiera empezado a llorar, a gritar o lo hubiera agarrado fuertemente?, ¿habría logrado detenerlo?, ¿me habría llevado con él? O ¿habría conseguido que abandonara su empeño y se quedara con Alejando y conmigo? Sinceramente no lo sé, y creo que ya no tiene sentido preguntármelo; sin embargo me duele pensar que lo más probable es que se habría marchado igualmente.

En la cuadra llegaron a aglomerarse muchas personas, alguna gente conocida se acercó para despedirlos, otros eran gente del barrio o simplemente personas desconocidas que deambulaban por allí y no podían ser indiferentes a lo que sucedía.

Algunos estaban emocionados y hasta los aplaudieron, otros tenían caras tristes, mientras yo estaba como en otro mundo, sin saber realmente qué hacer, qué decir o qué sentir.

Afortunadamente, a diferencia de cuando los que se fueron por el Mariel, en el 94 no se repudió a los que se iban, había como un espíritu de resignación colectiva flotando en los senos de las familias y de la sociedad.

La situación de Cuba era caótica, así que irse del país fue aceptado por el pueblo como una vía de escape para aquellos que no encontraban otra alternativa. Era una solución desesperada para huir de la condiciones tan paupérrimas que abarcaban a casi la totalidad de la población.

Lo que vino después no lo recuerdo con claridad, es un recuerdo difuso como de algo de lo que a veces no estoy segura que sucedió realmente. Deduzco que a fuerza de querer olvidarlo, acabé por borrarlo casi por completo de mi memoria. Pero en el fondo siempre queda algo, y estoy segura de que si me hipnotizaran recordaría hasta el último detalle, porque todo está en mi subconsciente, solo que me niego a sacarlo a flote…


Inicio | Puerto Rico | Cuba | Internacionales | La otra Cara | Cartas de Cuba | Conózcanos
© Fecha de Fundación 30 de Julio 2003 El Veraz - Derechos Reservados