El 11 de agosto de 1919 contraen matrimonio en Pinar del Río,
Pedro Nicolás Junco Valdés y María Regla
Redondas Ríos, una joven pareja de la próspera clase
media pinareña. El 22 de febrero de 1920 nace el primer
hijo de esta unión: Pedro Buenaventura Jesús Junco
Redondas.
En 1925, Pedro inicia sus estudios primarios en escuelas públicas,
los que continúa en escuelas pías y la academia
"Raymot". Ya para 1927 comienza a estudiar música
con las hermanas Pintado, los que amplía con Delia García
de Figarol y concluye en el conservatorio "Orbón"
donde se gradúo de teoría y solfeo en 1933 cuando
solo contaba con 13 años.
En el año 1936 ingresa en el instituto de segunda enseñanza
de Pinar del Río donde compone el poema "Basta de
amor", dedicado a una compañera de estudio. En marzo
de 1939 mientras estudia por la noche en su casa siente una molestia,
tose y aparece la sangre; en abril visita al médico porque
vuelven las molestias. Estos apuntes pertenecen al diario de Pedro
Junco.
|
Maceo
# 169, Ciudad de Pinar del Rio, Cuba. Casa construida a principios
del siglo XX en la que nacio Pedro Juncos |
31
de marzo
Por la noche estudiando Historia Universal hasta las 3 de la mañana,
me lastimé la garganta. Eché sangre.
3
de abril
...Sergio, cuando fui a verlo otra vez porque había vuelto
a echar sangre por la boca, me mandó que fuera al día
siguiente a la quinta para hacerme una radiografía.
El
29 de agosto obtiene el título de profesor de piano, y
es por esta época que compone su primera canción
"Quisiera", días después nace la canción
"Tus Ojos".
Para 1940 se gradúa de bachiller en ciencias y letras y
es en la fiesta de clausura donde se da ha conocer públicamente
como compositor. Sus canciones "Quisiera", "Tus
ojos", "Soy como soy" y "Yo te lo dije"
se escuchan por primera vez en público en la voz de Tony
Chirolde.
El 8 de octubre el diario La Marina publica el poema "Versos
míos para ti" dedicados a los 15 años de una
joven sanjuanera, inspiradora también de sus canciones
"Soy como soy", "Tu mirar", "Te espero",
"Estoy triste", "Cuando hablo contigo" y "Yo
te lo dije", el nombre de esta mujer: María Victoria
Mora.
En enero de 1942 en el teatro "Aida" en la voz de Tony
Chirolde se estrenó "Mi santuario" y en febrero
de 1943 canta por primera vez la canción-bolero "Nosotros"
en la emisora pinareña C.M.A.B, pues después en
la voz de Mario Fernández se produce el estreno por las
ondas radiales de R.H.C, cadena Azul y para todo el país.
Era un joven alto y atlético. Sus amigos lo recuerdan más
bien callado, observador; pero cuando entablaba una amistad se
transformaba en un ser apasionado, vehemente, sensible.
Ingresó
en la Universidad de La Habana a estudiar la carrera de Derecho.
La situación económica de la época y muy
especialmente de la familia, lo pone, definitivamente, en el camino
de la música.
Sus
canciones desbordaron ese torrente de pasión y angustia
que lleva represado en el corazón.
Los
grandes cantantes de aquella época como Rita Montaner y
Esther Borja, en Cuba, y otros de México, Argentina, Puerto
Rico, Venezuela, República Dominicana y Panamá,
incluyeron en su repertorio obras de Pedro Junco.
Nosotros,
pasó a ser la credencial de los más prestigiosos
artistas ante el público que hizo suya la historia de amor
imposible.
A
los 23 años, el mundo puede ser sonrisa plena. Pero Tito,
como también llamaban a Pedro, tras la fortaleza de los
músculos labrados en un banco de pesas y la estela de cariño
que dejaba a su paso, su voz engolada de romántico, sello
de un gusto y una época, encubaba una grave dolencia en
los pulmones; tal vez, grave herencia de su padre que padeció
de tuberculosis.
Las
crisis que sufrió las guardó en silencio. La juventud
y la envidiable fortaleza lo hicieron sobrevivir de cada una de
sus recaídas.
Un
día de febrero de 1943, sube como de costumbre a la azotea
de su casa a realizar ejercicios. Cuando estaba en el fragor del
levantamiento de pesas, lo sorprendió la lluvia. La reacción
de la enfermedad no se hizo esperar. Unas horas después
lo azolaban fiebres muy altas y vómito de sangre.
La
vida se le escapó en un suspiro, en apenas unas horas.
Cuentan que aún en medio de su agonía, pudo escuchar
en el radio que lo acompañaba al lado de la cama, en el
cuarto hogareño, Nosotros, en la interpretación
de una gran orquesta dirigida por el notable compositor y director
musical Rodrigo Prats. Entre lágrimas y emoción,
sobrevino la falta de aire y, con ello, una hemorragia de la cual
no alcanzó a sobreponerse.
El
25 de abril lo sepultaron en la tierra que lo vio
nacer, en un entierro que aún se recuerda y donde, por
supuesto, se cantó la canción que lo llevó
a la inmortalidad.
Esa
misma noche salió hacia La Habana María
Victoria Mora Morales –con el dolor y el secreto en el alma
de la pérdida de su gran amor–, la bella y rica muchacha
sanjuanera de ojos grandes con el color y la dulzura de la miel
que en una fiesta estudiantil conoció a Tito.
Dicen
que fue un amor a primera vista y de cuya relación solo
supieron ellos dos. El nombre de ella quedó atesorado durante
medio siglo como parte de una leyenda, mito, espejo
de esos amores imposibles que andan por los rincones del mundo
bajo el anonimato fecundo de un sueño.
Solo
la canción devela el idilio:
Atiéndeme
quiero decirte algo
que quizás no esperes
doloroso tal vez,
escúchame
que aunque me duela el alma
yo necesito hablarte
y así lo haré.
Nosotros
que fuimos tan sinceros
que desde que nos vimos
amándonos estamos
nosotros
que del amor hicimos
un sol maravilloso
romance tan divino.
Nosotros
que nos queremos tanto
debemos separarnos
no me preguntes más…
no es falta de cariño
te quiero con el alma
te juro que te adoro
y en nombre de este amor
y por tu bien
te digo: “Adiós”.
Dos años después (abril de 1945) el cantante mexicano
Pedro Vargas en gira por Latinoamérica entrega a los padres
de Pedrito un diploma otorgado por la Asociación de Artistas
de México a la canción "Nosotros" por
haberse mantenido en primer lugar en el "Hit Parade"
mexicano por dos años consecutivos.
La obra de Pedro Junco abarca más de 36 canciones y un
poemario de 21 composiciones.
Gracias a un puñado de canciones sublimes, el compositor
cubano Pedro Junco, fallecido a los 23 años, parece destinado
a permanecer en la memoria colectiva porque cada cierto tiempo
su nombre recobra el esplendor de cuando él amaba febrilmente.
|