Por
Jorge Felix
Editor del Semanario ¨El Veraz¨
La
gente que pasaba por aquí nos gritaban cosas muy desagradables
como putas, maricones, sidosos. Muchas personas no nos veían
desde afuera porque había un muro alto, pero los que pasaban
en camiones o guaguas nos gritaban esas cosas.
Caridad Cesar
Recibir
la novela del Sr. Miguel Ángel Fraga, autor del libro “En
un rincón cerca del cielo” ha sido uno de
los regalos mas preciados que me han realizado en los últimos
tiempos, además de el halago que significa recibirlo de
manos de su autor desde la lejana Suecia.
En
su carta me decía: Si no es mucho pedir, me gustaría
que leyera el libro y expresara su opinión en el Semanario
“El Veraz”. A mí me gusta como usted escribe y enfoca diferentes
razonamientos. Por eso he tomado contacto con usted.
Otro
halago no merecido y que agradezco de corazón
Soy
un lector apasionado y comencé a leer el libro un sábado
a las 2:00 de la tarde... y no pude parar de leerlo hasta terminarlo
bien entrada la madrugada.
Sin
duda alguna estaba en presencia de una joya que vale la pena coleccionar,
que vale la pena leer y volver a leer, una lectura obligada.
¿Como
lo calificaría? Impactante, dramático, testimonial,
humano… una denuncia social.
En
este libro, el autor se presenta como un paciente más que
vivió también el sufrimiento de los enfermos de
SIDA que le rodeaban, con sus adversidades y su diaria supervivencia,
Es
la historia contada por los pacientes, verdaderos protagonistas
del libro, a la mayoría de los cuales no volveremos a escuchar.
Es
el único libro sobre el SIDA en Cuba, que permite adentrarnos
y descubrir, lo que la totalidad de los cubanos en Cuba
no sabíamos, el maltrato, la vejación de
los pacientes dentro del Sanatorio de Santiago de las Vegas, en
la finca conocida como ¨Los Cocos¨.
Descubrimos
por este libro algo que quizás sospechamos, que la entrada
del SIDA en Cuba no fue producto de un coreógrafo cubano
que visitó New York, como los medios del gobierno nos hicieron
creer, si bien fue el primer fallecido, el rol de las aventuras
cubanas “internacionalistas” desde 1975 en el continente africano
fue el factor mas importante de la introducción de la enfermedad
en la isla.
La
mayoría de estos internacionalistas eran tratados en el
Hospital Naval… cuando aún ni siquiera existían
¨Los Cocos¨ como sanatorio. Osea que los internacionalistas
cubanos cogieron el SIDA de la mata y la transportaron directamente
y sin escala a Cuba.
Este libro pone de manifiesto las sospechas que tenían
muchos investigadores en el extranjero apuntando a Cuba como un
factor importante en el puente entre África y el continente
Americano con respecto al esparcimiento del VIH por el mundo.
Concretamente desde 1980 cuando el gobierno de Castro provoca
el éxodo del Mariel.
Descubrí
por los protagonistas de este libro, verdaderas crueldades que
no imaginé que el gobierno cubano, pudiera llegar a cometer
con personas enfermas.
Si
bien sabemos la violación de los derechos mas elementales
que se cometen a diario en Cuba, nunca imaginé que llegaran
al punto del maltrato de un enfermo.
En
Cuba, cuando los cubanos de a pie veíamos la televisión
y los programas especiales con relación a los enfermos
del SIDA, lo que nos pintaban era un cuento de hadas, nos vendía
el Sanatorio de las Vegas como otro logro de la mal llamada revolución,
como si aquello fuera efectivamente un sanatorio en el que los
enfermos eran tratado con humanidad, con misericordia, con comprensión,
que recibían visitas regulares como cualquier paciente,
que salía una vez por semana a reunirse con los suyos.
Personalmente
siempre fui muy incrédulo, siempre miré con el rabillo
del ojo, las buenas intenciones del gobierno cubano. Algo me decía
que quizás aquello no era tan así.
El
tiempo pasó y este libro le ha dado respuesta a mis sospechas
de entonces. Cuánto hubiera querido equivocarme.
Quizás
pudiera referirme a que en el mundo entero, cuando se hizo patente
la enfermedad existió un gran discrimen social contra los
enfermos del SIDA, se hicieron incluso muchos valiosos filmes
sobre el SIDA y casi todas las historias planteaban algo en común,
el temor de aquellos que discriminaban contra aquellos que tenían
la desconocida enfermedad.
Me
gustaría tomar las palabras de un muchacho de 14 años,
protagonista de este libro, hijo de un padre fallecido por el
SIDA que plantea: Existe algo peor que el SIDA y es la
ignorancia.
En
Cuba como a nivel mundial existió el discrimen contra los
enfermos del SIDA, pero solo en Cuba, los enfermos del
SIDA, eran encerrados y tratados cruelmente, solo en Cuba eran
tratados como delincuentes, leprosos, solo en Cuba se ensañó
lo peor de la maquinaria represiva del gobierno fascista cubano
contra los enfermos del SIDA.
Aquellos
que eran detectados como portadores de la enfermedad eran tácitamente
arrestados por los órganos de la seguridad cubana haciéndose
pasar por enfermeros y con batas blancas.
El
Sanatorio de las Vegas era una cárcel, un campo de concentración,
con calabozos dentro del propio complejo para aquellos que intentaran
fugarse por no soportar el encierro, incluso aquellos que fueron
reincidentes fueron enviados al Combinado del Este, verdadero
infierno carcelario, rodeado de presos comunes.
He
aquí las denuncias de algunos de los pacientes, donde se
demuestra el maltrato por parte de las autoridades cubanas:
Tomás:
Un día, entre discusiones, la gente preguntaba por qué
tiempo iba a ser esto. Entonces el General Senén Casas
Regueiro, que estuvo por aquí en una reunión, dijo
y esto sí lo oí yo: «Bueno, si tenemos que
subir más las cercas las subimos, pero de aquí no
van a salir por el momento porque ustedes son una bomba en la
calle». Este era más o menos el trato en general.
(General de División Senen Casas Regueiro, según
rumores dentro de la isla, alegado homosexual, miembro del Buró
Político, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Ocupó el cargo de Ministro del Transporte. Muere por Cáncer
terminal por esos años)
Caridad:
Rosa Elena Simeón nos había dicho que no podíamos
salir de pase porque en la calle éramos como una bomba
de neutrones y que nosotros, probablemente, no duraríamos
más de cinco años. Ella nunca más ha venido
por aquí; pero la estoy esperando para decirle que ya han
pasado ocho años y todavía no me he muerto. (Rosa
Elena Simeón (1943-2004) era la presidenta de la Academia
de Ciencias de Cuba y de la Comisión Nacional para el Medio
Ambiente y Recursos
Naturales. A su vez, era miembro del Comité Central del
Partido, integrante del Consejo de Estado y diputada a Asamblea
Nacional del Poder Popular desde 1986. Muere por cáncer
terminal en el 2004.
Caridad:
Céspedes se volvió loco después del castigo
que le pusieron. Céspedes fue un hombre que cumplió
siete misiones en el extranjero. De su última misión
lo trajeron directamente para acá y él no había
recibido durante todo ese tiempo cartas de su mamá ni de
su hijo, porque tiene un hijo. Por eso se fugó para ver
a su familia. Regresó tan atormentado que él mismo
entró por la puerta principal y declaró que había
ido a ver a su familia porque necesitaba verla. Pues lo metieron
en el calabozo del Arcoiris porque el otro estaba lleno por una
fuga masíva que hubo. Rompió un litro de leche y
se cortó las venas. Cuando abrieron las rejas, se escapó
y llegó corriendo hasta el Cacahual donde se desmayó
por la pérdida de sangre y así fue que lo pudieron
traer de vuelta. Lo llevaron después para la prisión
del Combinado y cuando regresó ya estaba así, como
ahora; jamás ha vuelto a ser persona. Dicen que lo que
tiene es demencia por SIDA, pero yo no lo creo. Aquí a
mucha gente no las mata la enfermedad sino el aislamiento.
Sin
duda alguna testimonios desgarradores en boca de algunas de las
tantas victimas, que a través de este libro denuncian lo
que sufrieron.
Pero
quizas dentro del diabolico sanatorio, los que mas sufrieron fueron
los homosexuales, que dentro del propio Sanatorio, fueron obligados
a vivir aislados de los internacionalistas que eran los supuestos
heterosexuales.
Quizás
la expresión de un Teniente Coronel dentro del complejo
lo dice todo: Los maricones para aquel lado… y los hombres
para el otro lado.
Los
homosexuales no podían relacionarse con el resto del personal.
Sin
más los dejo en presencia de una lectura obligatoria, de
un libro que es para coleccionar y admirar.
Un
libro que el autor no se imagina lo importante que es, porque
es sobre todo... justicia para los que sufrieron.
Si
desean adquirir este importante libro les presento las librerias
en las que puede adquirirlo:
En Estados Unidos:
EDICIONES UNIVERSAL
P.O. Box 450353 (Shenandoah Station)
Miami, Fl. 33245-0353, USA
Telf.: (305) 642 3234
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