Por
Acosta Llerena
Si
yo comenzara este artículo hablando de José Antonio
Tenreiro Gómez quizás Ud. no sabría a quién
me refiero, pero en cambio si escribo y digo Tito Gómez,
seguramente le vendría a la memoria la imagen gallarda
de este célebre cantante cubano y seguramente que su
oído empezaría a escuchar sin ninguna duda “Vereda
tropical”, una canción de Gonzalo Curiel pero inmortalizada
por Tito.
Se
cuenta una anécdota de la misma, brindada por el propio
Tito y da cuenta que éste graba por vez primera dicha
canción en el año 1953, acompañado por
la Orquesta Riverside. Pero en una gira por México se
encuentra con Pedro Vargas, que le dice: “Llegó el hombre
que me destruyó Vereda tropical. Nos opacaste por completo
pero te debe servir de satisfacción que la cantó
todo el mundo y el único que la ha hecho popular eres
tú”, dijo entre risas el célebre cantor mexicano.
Y
es cierto, esta canción fue un éxito en las voces
de reconocidos artistas como Toña la Negra, Juan Arvizu
y el mismo Pedro Vargas pero solamente uno la hizo suya, nuestro
querido Tito.
Esta canción surge en la carrera musical de Tito Gómez
de manera casi accidental. Resulta que se hallaba elaborando
un disco de larga duración (antiguos Long Play, LP) y
le faltaban tres números para completarlo, a lo que el
dueño de la compañía editora le dijo que
acabaran de decidir cuáles iban a escoger para culminar
el mismo. Se trataba en este caso de la Empresa Puchito y coincidentemente
llegaron por esos días al estudio varios músicos
cubanos que llevaban mucho tiempo en México, los Hermanos
Rigual. Uno de ellos, llamado Pituco, le trae
una canción a Tito (Te amaré más y más...)
pero el encargo musical era aun mayor, pues le traía
además una encomienda especial del propio Gonzalo Curiel:
la inmortal canción pero con la condición de que
la grabara en ritmo de Chá chá chá.
La canción ya había sido grabada y cantada por
grandes de la música latina, en 1936, 1937 y 1938 y Tito
temía hacer el ridículo en esta nueva versión
en Cha cha chá, a lo que el dueño de la casa discográfica
le insiste en grabarla para sacar rápido el disco a la
calle. Inclusive, es tanto el desespero en terminar el fonograma
que el mismo dueño le promete grabar esos temas como
“relleno” del disco y no los edita en discos chiquitos, siendo
el gran golpe de suerte 6 meses más tarde con la salida
del mismo y del gran éxito Vereda tropical.
A ello contribuyeron
la voz de lujo de Tito Gómez, la excelencia de la música
y la letra de Curiel y el arreglo para jazzband de la orquesta
Riverside, siendo típica esa atmósfera entre triste
y alegre con el uso de instrumentos de viento, como los saxofones,
las trompetas con sordina y la inquieta polirritmia.
Pero su vida musical comienza bien temprano, pues con sólo
doce años ya cantaba en tertulias familiares y en círculos
de amigos, interpretando en ellas canciones del repertorio lírico
incluyendo las inolvidables
páginas de los maestros Ernesto Lecuona y Rodrigo Prats.
Tiene diecisiete años cuando se presenta en La Corte
Suprema del Arte, popular espacio de la CMQ Radio que tantos
talentos descubrió y lanzó al mundo de la canción.
Aquí se presentó junto a la vedette Rosita Fornés,
y cantó algo bien distinto a lo que estaba acostumbrado,
una canción de Julio Brito titulada “Cuando te acuerdes
de mí”, muy hermosa por cierto.
A los 19 años termina el primer año de medicina,
pero entonces le ofrecieron al jovencito Tito una oportunidad
para cantar, ya como profesional, en la Orquesta Sevilla Biltmore.
Comienza a actuar con ella en el Casino Deportivo pero sucede
que la dirección del Hotel Nacional se queda fascinada de su manera de cantar y comienzan a trabajar en ese prestigioso
y lujoso hotel capitalino. Ya aquí comienza un mundo
nuevo para él, musicalmente hablando, ya que se ve envuelto
en la interpretación de boleros, contagiosas guarachas
y congas, siendo esta su gran escuela.
Ya a los 22 años ingresa en la Orquesta Riverside, su
otra gran pasión, pero actúa con esta en el cabaret
Montmatre a la vez que alterna con la Sevilla Biltmore en el
Hotel Nacional. Casi enseguida llega la experiencia internacional,
porque con el permiso del Hotel Nacional y a través de
la agencia del propio hotel va a trabajar a uno de la misma
cadena en Perú, país donde permanece por espacio
de seis meses.
En el Hotel Nacional no había publicidad exterior, es
decir, todo se movía dentro del mismo; tenía mucha
fama entre los norteamericanos, entre las gentes que venían
del exterior pero más nada, no era conocido por el gran
público. Por esa época comenzó a hacer
algunas transmisiones por la RHC Cadena Azul de Amado Trinidad,
el cual también se enamoró de lo que cantaba e
hizo una orquesta para que le acompañara. Así
surgió un programa al mediodía, exactamente a
las 12:00 que se llamaba “El Show de la Radio Cadena Azul”.
Por ahí empieza a conocerlo el pueblo y comenzó
a adquirir un poco de popularidad aunque yo diría que
el punto vital de su popularidad surge a través de Vereda
tropical.
Ya en la década del cuarenta y con la Orquesta Riverside
recorre Puerto Rico, Curazao, New York, Argentina, Brasil, Uruguay
y Perú, conquistando las simpatías del público
en cada una de sus presentaciones. Ya para los años siguientes,
los 50, sus triunfos se suceden y sus presentaciones en bailes,
cabarets, la Radio y la Televisión, se convierten en
éxitos del pentagrama inmediatamente. Es por estos años
que integra la orquesta Riverside un joven trompetista llamado
Manuel Mirabal, siendo bautizado por Tito como “El Guajiro Mirabal”,
conocido dentro y fuera de nuestro país por su manera
tan criolla de tocar la trompeta, y también por su trabajo
reciente con el proyecto Buena Vista Social Club, donde es sin
dudas una de las mayores atracciones musicales del mismo.
A mediados de la década del setenta Tito se incorpora
a otra gran orquesta cubana, la del maestro Enrique Jorrín,
con la que continúa su gran cadena de éxitos dentro
y fuera de Cuba. Por aquello años pega un éxito
ineludible, un tema de Lolita de la Colina que se ubica en la
cima de la popularidad a principios de la década del
ochenta: Que te vaya bien.
Con más de 55 años de vida artística, Tito
mantuvo siempre el mismo timbre de voz, la misma sonoridad y
brillantez y sobre todo su excelente afinación. En cierta
ocasión él mismo expresó: “Yo me he hecho
todo tipo de chequeos y todos llegan a la misma conclusión:
es cuestión de la
constitución física de la persona. Debo decir
que he hecho una vida “ejemplar”, me he dado mis tragos, he
sido trasnochador, he sido si se quiere un poquito divertido
y nunca me cuidé.
Me acostaba a las cuatro o las cinco
de la madrugada y me levantaba a las 7 y 30 de la mañana,
o sea he dedicado poco tiempo al sueño y a pesar de ello
tengo la facultad que creo que es lo más divino que puede
tener una persona que cante, por ejemplo: poder cantar al otro
día sin problema ninguno. Para mí es un don, un
privilegio, de verdad. Le agradezco mucho a la naturaleza”
Al igual que Barbarito Diez, Tito Gómez no hacía
un gesto al cantar, casi ni se movía en la escena, sino
que todo lo daba con la voz y ese timbre suyo, único.
Sin lugar a duda, fue uno de los más grandes improvisadores
que dió el país, virtud reconocida por gigantes
como Benny Moré y Miguelito Valdés.
El célebre y famoso intérprete de Vereda tropical
falleció el 15 de octubre del 2000, a los 80 años
de edad.
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