Por Esteban Casañas
La religión es el opio del pueblo”, otras veces decía
de la humanidad, ¿lo habrán olvidado? Funcionó
como divisa ideológica durante varios años, las
mismas que sirvieron para discriminar y reprimir cualquier manifestación
religiosa en la isla.
(A
los catolicos se les confisco todas las escuelas, hospitales,
sanatarios y asilos. Cientos de curas y monjas fueron expulsados
de la isla y embarcados como fardos en el vapor "Covadonga".
Decenas de jovenes catolicos fueron fusilados gritando "Viva
Cristo Rey". Miles de seguidores de los "Testigos de
Jehova" fueron encerrados en lugubres calabozos).
Esa
expresión, (“La religión es el opio del pueblo”,)
cuya autoría se adjudica a Karl Marx, tuvimos que consumirla
agotadoramente en discursos, vallas, periódicos, libros
y todos esos noticieros que siempre nos hablaban de victorias.
No fue hasta el año noventa y uno que las cosas cambiaron
para los que se desviaban del camino intransigente de los comunistas,
ya había caído la férrea muralla que existía
en Europa del Este. Los vientos han cambiado, no solo se ha visto
afectada la naturaleza por la acción destructora del hombre,
la mente humana es una de las más dañadas.
Todo
parece indicar que nuestra isla será invadida por todo
el opio del mundo, ¿quién lo imaginaría una
década y media atrás? Hoy le toca el turno a la
iglesia ortodoxa rusa. Antes nos enviaban cohetes, métodos
de represión sofisticados aún en vigencia, doctrinas
extremistas y toda una serie de productos de pésima calidad
que nos obligaron a consumir y a celebrar. Pues sí, acaban
de inaugurar un templo que se dedicará entre otras cosas
a convertirnos a esa religión algo extraña para
nosotros. Lo peor de todo no es el estilo bizantino de esa obra
enclavada en el casco histórico de nuestra capital, ni
las cinco cúpulas doradas que nos anuncia la presencia
de una virgen importada desde nuestra antigua metrópolis.
Lo más denigrante de su impuesta existencia, radica en
la condecoración otorgada por la alta jerarquía
de esa iglesia a los hermanitos Castro. ¿Cómo es
posible que religión alguna, pueda condecorar a dos individuos
con tan amplios antecedentes de crímenes? Ciertamente se
le debe dar algo de razón a Carlitos Marx, no solo son
el opio de la humanidad.
Cuando
te detienes y buscas antecedentes sobre esta religión en
Cuba, visitando incluso páginas editadas por el gobierno,
no encuentras justificación a la presencia de ese templo
rompiendo la armonía arquitectónica de esa parte
de la ciudad. Se habla de la existencia de unos tres mil rusos
en toda la isla y debemos suponer que en su gran mayoría
corresponden al sexo femenino. O sea, son aquellas mujeres que
una vez se casaron con nuestros negros estudiantes y vieron en
la isla la posibilidad de escapar de aquel rancio comunismo que
nunca logró éxito en su tierra. Sin temor a equivocarme,
me arriesgaría a afirmar que más del cincuenta por
ciento de ellas, practican cualquiera de las corrientes existentes
de las religiones africanas en la isla. La Santa Señora
de Kazán necesitará mucho tiempo y ofrecimientos
de regalos para imponerse nuevamente sobre Ochún.
Tal
parece que en la recta final de sus asquerosas vidas, los hermanitos
Castro se han propuesto abandonar la tierra dejando bien envenenada
nuestra isla. No solo nos dejan de regalo este templo de la iglesia
rusa, hablan en sus páginas de musulmanes y las justificaciones
para legalizar su existencia en nuestro país no dejan de
ser igualmente pobres. En menor cuantía, van sembrando
raíces otras tendencias religiosas que nunca estuvieron
arraigadas a nuestra cultura. Aquellos que solo unos años
atrás hicieron lo imposible por destruir la fe de los cubanos,
hoy pretenden vender una imagen de tolerancia que muchos aceptan
con complicidad. Hay quienes se atreven a mencionar la palabra
“cambios” cuando se enfrentan a estas manifestaciones de hipocresía
oficial. Los hay peores, aquellos que se extienden más
allá del raciocinio y mencionan la palabra “libertad”.
No dejan de tener cierta razón, hoy por hoy, el gobierno
cubano lucha infatigablemente en ese sentido y vende una imagen
distinta a la mantenida durante décadas. En la isla existen
actualmente las libertades de las dos “C”, la libertad de credo
y la de culo. El gobierno te autoriza a ser religioso y te abastece
de diferentes iglesias que acuden a la isla como aves de rapiña.
El gobierno te autoriza a utilizar el trasero y hacer de él
un tambor si te apetece, el mundo aplaude y se hace eco. ¡Cuba
es libre!, repiten muchos cretinos por el mundo mientras las cárceles
guardan almas por el delito de pensar diferente.
Los
Castro han sido condecorados con las órdenes Príncipe
Danilo de la Buena Fe de Primer Grado y la orden de Honor y Gloria
de la mencionada iglesia, ambas fueron entregadas por el segundo
metropolita llamado Kiril Gundjaev. La iglesia rusa cambia sus
altos honores por el derecho a construir un templo. Asco producen
estos monarcas religiosos, no solo los de la iglesia ortodoxa
rusa, iguales posiciones han sido asumidas por las altas jerarquías
de otras religiones. ¿Qué diferencia puede existir
entre esas órdenes otorgadas a estos criminales y la José
Martí que ellos colgaron del pecho de otras alimañas
de su especie? Ninguna.
Cada
día que pasa se ponen de manifiesto el descaro y la inmoralidad
de los líderes políticos y religiosos en el mundo,
actúan como verdaderas mafias que se protegen mutuamente
a costa del sufrimiento humano. De muy poco les sirven los extravagantes
atuendos, ni las fastuosas ceremonias utilizadas en sus ritos
para encubrir el verdadero rol de esos “embajadores” de dioses.
Pobre de aquellos seres que todavía crean en estos anticristos,
porque no cabe la menor duda, ellos son los peores enemigos de
Dios. ¡Qué me agarren confesándome ante uno
de esos huevones!
|