«...aquí
no hay chaquetas ni gorras, no hay andrajos... ni barbas
mal peinadas».LA CONDESA DE MERLIN
En casi todas las páginas cibernéticas que
informan sobre la cultura de un país, además
de los datos generales aparece una foto o una explicación
sobre su vestimenta nacional o traje típico, excepto
en las de Cuba. Ese dato no lo he visto hasta el momento,
ni en páginas particulares del exilio, mucho menos
las gubernamentales, por lo que la persona que quiera obtener
esta referencia se le va a dificultar bastante, o la obtendrá
mediocre y distorsionada.
Este
tema me lo sugirió hace unos años un joven
que residía en Cuba y que por su trabajo como Diseñador
Informacional necesitaba conocer como era la ropa tradicional
de nuestro país para hacer una promoción turística,
pero que cansado de buscar dentro de la isla hasta en las
bibliotecas provinciales y no encontrar lo que necesitaba
recurrió, dentro de
sus posibilidades (limitaciones), a la Internet sin mucho
mayor éxito, por eso me solicitó ayuda.
La
investigación al respecto ha sido lenta y no lo productiva
que yo hubiera deseado sin embargo, hago este escrito para
tratar con el mismo de animar a otros investigadores a que
indaguen o que compartan con nosotros sus conocimientos.
Han
sido muchas las veces que he visto con pesar en el exterior
a personas representando a Cuba con un disfraz de cubano
que muy poco tiene que ver con nuestra nación, los
mejorcitos son los que se visten con el traje campesino,
y los más deplorables los que en su afán de
ser más auténticos, desfilan descalzos como
se usa en la mayoría de los pueblos latinoamericanos
o del continente africano.
La
vestimenta tradicional cubana no es la ropa típica
del campo ni mucho menos la afrocubana, tampoco la de rumberos,
ni esos rebujos que se ponen humildemente algunas cubanas
que se pasean después de la despenalización
del dólar por las afueras de la Catedral habanera
como atracción turística, tratando de ganarse
la vida vendiendo flores. Es como me dice mi amigo diseñador
en Cuba «realmente por traje tradicional cubano entiendo
muchas cosas, desde la ropa que se consideró tradición
desde que los españoles
vinieron y conquistaron, algunas modas europeas que entraron
por España a la isla, la ropa de los negros esclavos,
la ropa que evolucionó de la parte española
según entiendo, que es la actual ropa tradicional
campesina.»
En
el diario del Almirante Cristóbal Colón, compendiado
por Fray Bartolomé de las Casas, escribió
sobre la vestimenta que usaban nuestros aborígenes
en el año 1492: «Son gente, dice el Almirante,
muy sin mal ni de guerra: desnudos todos, hombres y mujeres,
como sus madres los parió. Verdad es que las mujeres
traen una cosa de algodón solamente tan grande que
le cobija su natura y no más.»
Los
negros extraídos del continente africano como esclavos
llegaban en su mayoría si acaso, en taparrabos, y
era en el puerto de Cuba o en la casas de contrataciones
donde se les proveía alguna prenda para cubrirse.
Aunque
ya desde finales del siglo XVII se diferenciaba el español
del criollo, no fue hasta el siglo XIX que el cubano comenzó
a pensar como tal y adquirió su propia personalidad
y de acuerdo al clima y a las condiciones de vida, crearon
su vestimenta.
La
Condesa de Merlin cuando escribe sus famosas cartas desde
La Habana en 1840 hace una buena reseña del vestir
de los guajiros y de las habaneras, de sus esclavas y de
sus niños. Sobre estos últimos nos dice: «El
vestido se reduce a una ligera camisa de linón que
sólo les llega por debajo de la rodilla, muy escotada
sobre el pecho, adornada de encajes y sin mangas, con lazos
de cintas sobre los hombros y su pequeña
cabeza desnuda así como todo el resto del cuerpo.»
Agrega
después: «El lujo de las mujeres es muy rebuscado,
no es lujo aparatoso pero sensual. Para ellas es un modo
de ser y de vivir ya que sus trajes son de la mayor sencillez.
Por la mañana una amplia bata o traje de linón,
por la noche se visten también de linón pero
con mangas cortas, corpiños escotados y en sus cabezas
bien peinadas llevan una flor natural colocada sin arte
y sin aparato (...) Sus pequeños zapatos bien pronto
los dejan abandonados, y como todo lo demás van para
las negras».
De
sus esclavas, como bien dice que heredan lo que el ama desecha
comenta: «Es muy divertido ver a estas negras atravesar
cantando o fumando, estos salones inmensos, iluminados por
la claridad del día. Con sus trajes de linón
puestos sobre una camisa que no les llega más abajo
de la rodilla, todo cayéndole sobre el pecho y la
espalda, con sus zapatos de satín que llevan como
pantuflas dejando afuera los talones y sus piernas negras
como el ébano».
En
otra de sus cartas, la número XXX habla de la negra
«con su gran tabaco en la boca y lanzando torrentes
de humo se pasea por las calles con las espaldas y los senos
desnudos».Más adelante habla de los hombres
«con trajes elegantes, chaleco y pantalones blancos
(...) aquí no hay chaquetas ni gorras, no hay andrajos...
ni barbas mal peinadas».
También
describe a los negros que manejan los quitrines «magníficamente
vestido va montado en una mula, lleva botas de amazona bien
lustradas que llegan sólo hasta el tobillo y una
roceta que completa este extraño calzado de dos piezas.
La tela blanca del pantalón y los escudos de armas
bordados sobre los galones de la casaca hacen resaltar el
ébano de su color y los diversos matices negros de
sus zapatos y de su sombrero adornado también con
galones».
Y
sobre los guajiros o campesinos detalla «un sombrero
de paja de alas anchas rodeado por un pañuelo de
seda de color, un pantalón blanco sobre el cual se
pasa su camisa, el cuello bordado abierto y echado sobre
los hombros, luego alrededor del cuello otro pañuelo
de color apenas atado y flotando, así es el traje
de nuestro hombre. Su pie elegantemente calzado reposa dentro
de unos zapatos de marroquí de color, las espuelas
de plata, y las correas para atarlas son de satín
bordadas por su dueña. De uno de los lados del rico
cinturón, otro regalo de su bella, cuelga el machete
con puño de plata e incrustaciones de pedrería;
del otro lado se percibe la punta de ébano de un
puñal».
En
todos los casos vemos como predomina la vestimenta de color
blanco y de linón dejando a un lado en esta época
las gruesas telas de España, tampoco los hombres
usaban chaquetas y las mujeres no llevaban sombreros y sus
vestidos son sin mangas y escotados, igualmente señala
en todos la forma de calzarse, por lo que desde estos tiempos
ya el cubano no tenía los pies desnudos, exceptuando
al pobre esclavo que trabajara en las tareas del campo y
tuviera un amo que no cumpliera con las leyes establecidas.
«Esta
sobresaliente inclinación al buen vestir no sólo
se produce en los nobles y los burgueses, sino también
dentro de los libertos.» OCTAVIO R. COSTA (Imagen
y Trayectoria del Cubano en la Historia I)
Para
demostrar un poco más que el cubano usaba calzado
desde tiempos remotos les he extraído unos breves
fragmentos de la novela «Cecilia Valdés»
considerada la obra cumbre de la literatura cubana, escrita
por Cirilo Villaverde, que además de un gran patriota
fue un excelente narrador. Por ejemplo, del calesero de
principio del siglo XIX decía que «vestía
a la usanza de los de su oficio en la isla de Cuba, chaqueta
de paño oscuro, galoneado de pasamanería,
chaleco de piqué, el cuello de la camisa a la marinera,
pantalón de hilo, botas enormes de campana, a guisa
de polainas, y sombrero negro redondo, galoneado de oro.
Debemos mencionar también, como signos característicos
del calesero, las espuelas dobles de plata.»
Y
«en vísperas del sarao», los jóvenes
de ambos sexos acudían «en tropel a los establecimientos
de modas y novedades para hacerse de trajes nuevos, de adornos,
joyas y guantes (...) las zapaterías como la de Baró,
en la calle de O'Reilly y la de Las Damas en la calle de
la Salud esquina a la de Manrique, extramuros de la ciudad,
varios días anteriores al señalado para el
baile se veían asediados a mañana y tarde,
por las señoritas y jóvenes más distinguidos
por su elegancia y el lujo de sus trajes. Las primeras por
esa época empezaban a usar zapatos o escarpines de
raso blanco de China, con cintas para atarlos a la garganta
del pie y mostrar las medias de seda caladas, siendo así
que el vestido se llevaba sobre lo corto. Los hombres usaban
también escarpines de becerro con hebillita de oro
al lado de fuera y calcetas de seda color carne.»
Nos
cuenta sobre el vestuario de los más humildes, como
el traje de una vendedora de carne, manteca y huevos, negra
de Africa, que «consistía de falda de listadillo
y camisolín, que cuando limpio debía ser blanco,
y apenas le llegaba a los hombros, quedándose más
corto por las espaldas, cuyas partes, junto con los brazos
desnudos a la griega o romana y las mejillas redondas y
rollizas, le brillaban cual, si a la usanza de su tierra,
se las hubiese untado con grasa. Por supuesto no calzaba
zapatos, sino que al caminar arrastraba un par de chancletas
con la punta de los dedos», pero no iba descalza.
Y
es que nuestros negros esclavos siempre trataron, a pesar
de su horrorosa vida, de acicalarse. Se les vio luciendo
sus mejores galas desde que se les permitió salir
a las calles para celebrar el Día de los Reyes Magos
por el año 1691 cultivando sus rumbas, primero en
sus reuniones en los barrios habaneros, más tarde
en los Cabildos autorizados (desde 1839 existe publicada
una orden circular donde se le concedía a los esclavos,
que «podían bailar y cantar con sus trajes
alusivos a su punto de origen, exclusivamente en los días
de fiesta, —las Pascuas, los Reyes Magos y el día
de San Juan— siempre vigilados y sin mezclarse con otros
esclavos de otras fincas o Cabildos»); más
adelante se convirtieron en sus Tangos y en los Coros de
Clave, para posteriormente renacer como Comparsas, en las
fiestas de Carnaval. Desde1860 se notó que el vestir
de las mismas fue bien elegante. Como dice Octavio R. Costa
en Imagen y Trayectoria del Cubano en la Historia Tomo I
que «Esta sobresaliente inclinación al buen
vestir no sólo se produce en los nobles y los burgueses,
sino también dentro de los libertos.» Por lo
que aseguramos que al igual que NO hay un traje típico
cubano desprovisto de calzado, tampoco fue tradicional bailar
una comparsa sin zapatos. Todo aquel que así nos
quiera representar o es un ignorante de nuestra cultura
o la quiere modificar sabe Dios con qué oscuros fines.
Sobre
el traje tradicional cubano para los hombres ya sabemos
que la guayabera blanca es la pieza clave. Desde que los
mambises peleaban por nuestra independencia contra el gobierno
colonialista español, ellos consideraban su enemigo
a todo aquel que usaba guayabera, y muchos que fueron encontrados
así vestidos los pasaron por las armas. Porque la
guayabera original por la espalda, muestra el diseño
de la bandera cubana; las diminutas alforzas que nacen en
la pieza del pecho llamada canesú, y que también
se le hacen en la espalda, simbolizan las franjas de nuestra
bandera, y la pieza de los hombros hacia atrás que
originariamente terminaba en pico con un botón, se
tenía como si fuera el triángulo rojo con
la estrella solitaria. Fue declarada traje nacional por
el presidente de Cuba Carlos Mendieta que gobernó
en el período de 1934-35.
Para
el traje de la mujer no tengo los datos exactos de cuando
comenzó a ser tradición en Cuba, ni en qué
fecha se declara como tal en nuestro país. Sólo
puedo dar una descripción como la que ofrecí
a una señora guatemalteca que me escribió
solicitándome la información que no encontraba
en ninguna enciclopedia ni en el internet. «Muy pocas
personas conocen este detalle, ni siquiera en las páginas
oficiales del gobierno aparece. El traje típico del
hombre es blanco con una guayabera de hilo de manga larga
como fue la original, un pañuelo rojo al cuello (puede
ser doble, uno dentro y otro por fuera), y sombrero de yarey
o guano. Para la mujer es la llamada Bata de Cubana, conocida
también como Bata Habanera, que ha usado Celia Cruz
y Olga Guillot en muchas de sus actuaciones, y se vio frecuentemente
en las representaciones de la Zarzuela Cecilia Valdés
y también he visto en fotos a la extraordinaria cantante
Maruja González en la Zarzuela María la O.
Es muy parecida al traje de las españolas con su
talle marcado en la cadera y vuelos debajo, pero sin estampados,
no usa paraderas como el de la española, sino que
los vuelos son más pegados y terminan muchas veces
en una cola. Como otros trajes en Latinoamérica,
usa un encaje con cinta pasada. Aunque es escotado no debemos
confundir con el traje de rumbera que es más desnuda
las piernas, ni con el de guajira, que es el de la mujer
del campo y el talle lo lleva a la cintura. Muy importante:
En los trajes típicos cubanos siempre se lleva calzado
o sea, jamás se usan sin zapatos.»
La
vestimenta tradicional es tan importante, que hasta en los
certámenes de belleza se premian a las concursantes
que mejor lo luzcan. El nuestro es tan desconocido porque
desde 1959 el gobierno no permite a ninguna joven participar
en estos eventos internacionales. Eso trae como consecuencia
que en sucesos de relevancia como las Fiestas de Carnaval
de la ciudad de Santa Cruz de La Palma, que tienen un día
para celebrar "La Llegada de los Indianos", en
las normas establecidas para la ocasión, en el capítulo
tercero señalen: «...los palmeros deben vestir
la indumentaria tradicional cubana: el hombre con pantalón
e impecable guayabera blanca o bien traje de lino, sombrero
de paja, cadenas y anillo de oro. La mujer con faldas de
volantes, blusas de gasa o seda con encajes, adornos de
flores en la cabeza o bien pamelas y grandes pulseras y
collares». El disparate acá consiste que las
cubanas fueron de las primeras mujeres de occidente en dejar
de usar sombreros, como lo notó la Condesa de Merlin
en su viaje a La Habana.
Me
queda la esperanza que alguien de la vieja guardia que me
lea conserve algún dato que quiera compartir, o quizás
un joven con las mismas inquietudes le permitan el acceso
a la Fototeca Nacional de Cuba y revisando viejas fotografías,
pueda efectuar el rescate del traje tradicional de Cuba.-
Opiniones
bienvenidas a mariaargelia@hotmail.com
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