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Este
año tuve la posibilidad de viajar a Cuba de vacaciones
con mi hijo. En las semanas anteriores a mi viaje, tanto amigos
como familiares advirtieron que la Habana se había quedado
congelada el año
de la revolución, 1959, que las construcciones eran
antiguas y estaban en mal estado, pero que la gente era muy
alegre, feliz y simpática.
Con
esta idea en mente, me propuse no juzgar las cosas a priori
y darle una oportunidad a este «paraíso»
social y artístico.
Sin
embargo lo que yo vi distaba mucho de lo que me habían
dicho. El escenario actual de la población cubana con
dos palabras: Insatisfacción y frustración y fue
eso exactamente lo que yo vi.
Si a comienzos del 2008, el Instituto Nacional de la Vivienda
cubana señalaba que el del 43 por ciento del fondo habitacional
estaba en malas o regulares condiciones y que sólo en
la ciudad de la Habana existen 46 villas miserias», los
últimos huracanes dejaron al país, especialmente
a la capital, literalmente en el suelo.
De
acuerdo con The Economist, «los daños causados
por los Gustav y Ike alcanzaron los US$ 10.000 millones: casas
destruidas, las líneas de alta tensión colapsadas,
la red estatal de entrega de comida alterada y granjas destruidas
Problemas
que el gobierno no ha podido resolver en su totalidad. Una verdadera
pena, porque detrás de la destrucción y la mugre,
la Habana, arquitectónicamente es una joyita.
Día
a día los cubanos deben enfrenarse con dos sistemas monetarios.
Por un lado existe el Peso Cubano, metálico en el cual
la mayoría de las personas reciben sus salarios, cuyo
cambio, actualmente, es de alrededor de $26 por un dólar
y que tiene poco valor fuera de la economía subsidiada.
La otra moneda que circula se llama Peso Cubano Convertible,
(CUC) (la moneda dura del país, equivalente a US$ 0,8)
necesaria para complementar los productos provistos a través
de la tarjeta de racionamiento gubernamental y que usan los
extranjeros.
Aquellos que deben vivir exclusivamente con los pesos regulares
no pueden costear productos básicos como shampoo, jabones,
zapatos, ropa, electrodomésticos o incluso suficiente
comida, así como, materiales para reparar sus viviendas.
Esto, enmarcado en un país con un racionamiento de alimentos
que dura más de 46 años y que no asegura, según
datos oficiales, ni el 50 por ciento de las necesidades básicas.
Según
datos de 2007, el sueldo promedio mensual era de $408 (U$20),
cuando el Estado vende una bolsa de leche en polvo de 1 kilo
en el equivalente a 8 dólares.
Sin
embargo, la peor de las crisis la vive la sociedad. La falta
de libertad de expresión, de prensa y asociación
se percibe a cada día. Todos se encogen de hombros cuando
se les pregunta sobre el régimen o la situación
económica.
Y
no es que sean paranoicos, el abarrotamiento de «presos
políticos» en las cárceles proveen una perfecta
disuasión para quien desee «hablar de más».
Situación que puede ser subsanada, según me han
dicho, con el tiempo y establecimiento de lazos de confianza,
algo que yo no pude hacer.
La
gente aspira a que el gobierno elimine el humillante trámite
de «permiso de salida» que limita los viajes al
extranjero; que se acabe con el concepto de «salida definitiva»
que convierte a los emigrantes en extranjeros; que un ciudadano
cubano pueda comprar libremente un auto o contratar servicios
de Internet y televisión por cable.
La mejor descripción de lo que vi en Cuba, la encontré
en el blog de la premiada periodista Yoani Sanchez. Ella dice
«Cincuenta años después del triunfo
revolucionario, el país tiene más tierras improductivas
que nunca y el más alto déficit habitacional de
la historia.
La
moneda con que se paga el salario a los trabajadores carece
de valor real y los dos renglones de mayor prestigio, la educación
y la salud transitan por momentos de verdadera crisis.
Se observa un índice demográfico en retroceso
y una emigración creciente... Cuba se ha convertido en
un país donde trabajar llega a verse como un absurdo
y en el mejor de los casos como una formalidad».
Eso sí sería injusto si no le reconociera algo
a la revolución: sin duda lograron la meta de la igualdad.
Todos los cubanos tienen lo mismo: ¡NADA!
Ni siquiera esperanza, que según dice el dicho es lo
último que se pierde.
CUBA
EN CIFRAS
A pesar de que uno tiende a pensar en Cuba como una gran isla,
en realidad este país es un archipiélago con más
de cuatro mil islas y cayos.
El 1 de enero de 2009 se cumplió el 50 aniversario del
inicio del proyecto revolucionario cubano, tras el triunfo en
la lucha armada contra el régimen impuesto por el General
Fulgencio Batista mediante un golpe de estado el 10 de marzo
de 1952
Según datos recientes publicados en «The Economist»:
Cuba importa el 80 por ciento de su comida a un costo de US$
2.500 millones y el inmenso déficit en el balance comercial
ascendió el año pasado en un 70 por ciento, a
más de US$ 11.000 millones, según los datos oficiales
entregados en diciembre de 2008.
Algo
que sólo se ve parcialmente cubierto por los US$ 7.800
millones que recibe Cuba por sus «servicios de exportación»:
doctores y entrenadores deportivos enviados a Venezuela a cambio
de petróleo.
El 85 por ciento de la canasta familiar cubana proviene de las
importaciones de alimentos, a causa de la baja producción
de la isla.
LA VERDAD DEL EMBARGO NORTEAMERICANO
El embargo norteamericano sobre Cuba es un embargo comercial,
económico y financiero impuesto sobre el gobierno de
Fidel Castro, el 7 de febrero de 1962. La ley fue promulgada
luego de que el régimen castrista expropiara las propiedades
de ciudadanos y corporaciones Norteamericanas.
(Principalmente aquellas que pertenecían a la United
Fruit Company e ITT). A pesar de que la legislación ha
sufrido modificaciones, el bloqueo aún sigue vigente
y es el más largo de la historia.
Hay que reconocer, eso sí, que a pesar del daño
que esta ley puede haber y estar produciendo en la economía
cubana, éste ha sido de gran utilidad para el régimen
castrista.
Por
un lado, ha provisto de ese enemigo necesario tan útil
en toda campaña propagandista.
A través del cual se ha logrado la unidad del grupo social,
que, sólo en conjunto, debe luchar y apoyarse.
Por otra parte, el embargo ha servido para cubrir todas las
deficiencias del gobierno. Todo es culpa de EE.UU. ¿Por
qué los edificios se están cayendo? ¿Por
qué hay dos sistemas monetarios? Basta preguntarle a
cualquier niño y siempre la respuesta será la
misma: el bloqueo norteamericano.
De este modo, el gobierno no se responsabiliza por sus políticas
ni decisiones.
Sin embargo, la verdad detrás de la propaganda es que
Las ventas de alimentos de Estados Unidos a Cuba alcanzaron
$710 millones durante el 2008; EE.UU. es el quinto socio comercial
de Cuba y primer suministrador de alimentos a la Isla (35,0
- 40,0% de las importaciones en este rubro); la colaboración
norteamericana en las telecomunicaciones, especialmente la telefonía
ocupa el primer lugar? son, entre otros, los datos que se pueden
encontrar en las Estadísticas reveladas por el Consejo
Económico y Comercial EEUU Cuba (USTEC), un grupo independiente
que se basa en los informes entregados por los ministerios de
Washington. |