Claudia
Márquez Linares
Yolanda
está alarmada. Su hija de quince años ya
practica el sexo. Apenas a los cuatro meses de empezar
en la escuela preuniversitaria en el campo, su hija tuvo
varios novios, y le confesó que con el actual mantiene
relaciones sexuales. Yolanda no lo podía creer.
"Son apenas unos niños. Esa no fue la educación
que yo le inculqué a mi hija", dice Yolanda
con tristeza en el rostro.
El
desconcierto de Yolanda llegó a su clímax
cuando Yoyi, su hija, le manifestó: "Mami,
si en la escuela todo el mundo lo hace. Hasta los profesores
se acuestan con las alumnas. Eso allí es un relajo.
Es mejor que yo tenga mi pareja fija y ya". Yolanda
no podía creer lo que estaba escuchando. Esa no
era su hija, la que ella había cuidado con tanto
celo.
Todos
los institutos pre universitarios de las ciudades fueron
cerrados, y los estudiantes enviados a escuelas en el
campo, con media jornada de estudios y media jornada de
trabajo agrícola. El carácter obligatorio
de los preuniversitarios en el campo es uno de los temas
que más alarman a los padres cubanos. Es el Estado
quien escoge la educación que van a recibir sus
hijos, y la mayoría se queja de que no pueden cambiar
nada, mucho menos lograr que el gobierno recapacite y
vuelva a la ciudad las escuelas que trasladó al
campo sin consultar al pueblo.
Para
Yoyi, de 15 años, en la escuela al campo los estudiantes
se sienten más libres. "Allí no tenemos
a los padres arriba de nosotros todo el tiempo. Cada cual
escoge la pareja que quiere y los maestros no se meten
en nada", afirma la joven.
Si
bien otros alumnos se quejan de que muchas veces tienen
que cargar el agua a cubos para bañarse, y de que
la alimentación es pésima, Yolanda asegura
que es común que los adolescentes confundan "la
libertad con el libertinaje". A esto se debe agregar
que la disciplina escolar no es estricta. Únicamente
se cumplen a cabalidad el horario de clases y de trabajo
agrícola.
"Muchas
parejas tenemos que hacer el amor en los matorrales, porque
no se puede en las literas delante de los demás.
También en las aulas vacías, encima de una
mesa. Cada cual busca el lugar que le convenga",
reveló la adolescente.
Estudiosos
independientes afirman que el preuniversitario en el campo
se materializó para hacer más eficiente
la influencia del Estado en la educación de los
jóvenes, y argumentan que se tomó esta medida
por el debilitamiento ideológico que tuvo lugar
entre la juventud a mediados de la década del noventa,
cuando la crisis económica trajo consigo una crisis
política. Otros piensan que esa cantidad de escolares
en la ciudad agravaría considerablemente la crisis
del transporte urbano.
Fuentes
médicas manifestaron que es alarmante el aumento
del embarazo precoz. Tantas adolescentes de 13 a 16 años
se personan en los hospitales para interrumpir el embarazo
que en algunas policlínicas de la capital han tenido
que restringir los abortos sólo para estas edades
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