Nigel
Es
deprimente pensar en los abismos en que ha caído
la juventud en Cuba, duele, y duele más porque
somos un pueblo orgulloso. Conocí en Cuba una persona
que dirigía una "Escuela para jineteras",
no es cosa de risa, iban chicas desde los 13 en adelante
para aprender a jinetear, era algo de locura. Le pregunté
un día como las conseguía, me respondió
que no lo hacia, que todo comenzó porque una vecinita
de 15 le preguntó como haría para empezar,
su frialdad y aplomo lo convencieron que era en serio
-
¿Sabes en lo que te metes?.- Le preguntó,-
No pero ya me decidí y si tu no me ayudas alguien
lo hará.
-Ven
a casa mas tarde que quiero hablar contigo.- Fue la decisión.
Aquella
tarde pasó mas de dos horas explicándole
a la niña a lo que se metería (era como
decimos en Cuba un hombre de "mucha calle"),
hablándole de cuantas perversiones sexuales sabia
o había oído, dándole consejos para
ayudarla en caso las cosas no salieran bien, o se topara
con algún sádico, u otros del mismo tipo
que solo se satisfacen cuando golpean, enseñándole
a pedir" la paga por delante", a tener "espuelas",
le recordó con tristeza que "el cliente paga,
el cliente obtiene" y le dio un último consejo,
"Nunca, NUNCA, lo hagas sin preservativo, pues por
mucho que te lo pidan, tienes que recordar que es tu vida
la que esta en juego.
¿Que
vas a preguntar?, ¿que si se acostaron?. Sí,
si te dijera lo contrario no me creerías. Fue como
un pago por la suma de conocimiento que dan los años
y los golpes de la vida.
Me
dirás ahora que eso no es tener una escuela de
jineteras. No ,tienes razón. Así fue como
comenzó todo. A los dos días regreso, con
una botella de ron de regalo y tres amigas de la escuela,
y le pidió de favor que les dijera lo mismo que
a ella, pues también querían ser jineteras.
¿Qué
fue de ellos?, no lo sé, solo recuerdo que un día
le pregunte si no le daba pena por las chicas, me respondió
que sí, pero que ya que estaban decididas a no
dar marcha atrás, era preferible que fueran bien
preparadas, para que nadie pudiera abusar de ellas. No
he sabido mas nada de él, era un buen amigo solo
que un poco loco, lo que se le perdonaba por que vivir
en Cuba es como en el cuento de Alicia en el país
de las maravillas, cuando el gato le dijo a este lado
vive un loco, a este otro, yo estoy loco, tu también,
aquí todos estamos locos. |