El Veraz 
Portada
Audio y Video
Los 10+
Raíces
La otra Cara
Documentos
Reconciliación
Estadísticas
Victimas Cubanas
Galería de Puerto Rico
Isla del Encanto
Galería de Cuba
La del Turista
La del Cubano
Rostros Cubanos
Nostalgia Cubana
Búsqueda
Buscar en ¨El Veraz¨
Internacionales
Sitios de Puerto Rico
Sitios de Cuba
Artículos anteriores
Artículos anteriores
Divulgue la verdad
Imprimir Articulo  
Envie Articulo  
A Favoritos  
| El Veraz. | San Juan, Puerto Rico |
La niña decapitada

Por : Julio Cesar Gálvez Rodríguez.

Preso de Conciencia, condenado a 15 años de prisión.

--La policía tuvo la culpa, se abalanzaron sobre mi desaforadamente. Como siete guardias me golpearon y me sacaron esposado de la casa delante de todos los vecinos. Dicen que yo me quería escapar saltando el muro que divide mi casa con la de al lado. ¡ Eso es mentira!….. ¡ Mienten! …..! Todos mienten! ……Fíjate bien ¨político¨, el borde del muro está lleno de picos y fondos de botellas rotas, están incrustadas en el cemento, quien se atreva a brincar se corta las gandingas en el intento.

El hombre paró un momento como tomando aliento, se atraganta, busca en la memoria, repasa los detalles uno por uno, todo en el bulle, es como un volcán a punto de soltar lava ardiente. Un ligero escalofrío me recorre toda la espina dorsal, podía ver la sombra reflejada contra la pared blanquecina pintada de cal, está frente a la reja que sirve de puerta. La luz del bombillo de su celda mostraba una figura corpulenta, cuello grueso y cabeza grande casi rapada. Se que tiene la piel blanca, hace casi medio año no coge sol. Quiere evadir los gritos de los otros reos. Le gritan ofensas, le amenazan de muerte, aunque de todas formas la muerte le ronda constantemente. En la actualidad pesa 95 kilogramos, dicen los que lo vieron llegar un año atrás pesaba 65 kilos solamente, el mismo lo reafirma.

--Yo trabajaba día y noche como un mulo. Prosigue, se que se dirige a mi, pero da la impresión que habla consigo mismo. --¡ Ella no lo entendía! Yo soy carpintero, y de los buenos. Lo mismo te hago un juego de cuarto que uno de sala o de comedor. --? Cuánto cobrabas por un escaparate? Le interrumpo casi sin darme cuenta. El subconsciente me traiciona, tal vez no estoy realmente preparado para escuchar semejante historia, siento pavor. --Mira político, por un escaparate de tres puertas y dos gavetas centrales, cobraba dos mil pesos, claro, me tenían que traer la madera, bien seca y curada para que no se jorobe o le entren los bichos, tiene que ser madera dura.

Estaba sedado, con deseos de hablar. Diariamente toma dos tabletas de Fernobarbital de 100 miligramos, dos Diazepan y dos Amitrictilina, practicamente se endroga pues eso bastaría para hacer dormir a un caballo durante tres días. Duerme de madrugada y casi toda la mañana. Escucho sus fuertes ronquidos.Se tumba en la parte baja de la litera por las tardes después del sancocho que nos dan. Lee la Biblia durante horas y horas, es el único preso que duerme abajo debido a su peso corporal. Miro y noto que el cielo estaba oscuro por completo a pesar de que aun no era las 8 de la noche, lo se porque no había escuchado la música del Noticiario de la televisión que los presos comunes tienen derecho a ver. Aunque estamos a comienzos de julio y el cambio de horario hace que oscurezca más tarde hoy la noche cayó rápido y las farolas del penal estaban encendidas, las podía distinguir a través de los pequeños espacios abiertos en la pared frente a las rejas de mi celda. Murmullos de voces cercanas llegan hasta nosotros, son los hombres que conversan en los pasillos laterales de los destacamentos uno y cinco. Después de un corto silencio, resonó de nuevo la potente voz de Ramón, mi interlocutor y ocupante de la celda cinco, la penúltima, contigua a la mía. --! No se…. no se…! ? Cómo pudo suceder? ! Fue horrible!….Yo no lo pude hacer ¨político¨, tienes que creerme, alguien tiene que crerme. Fue el mismisimo diablo quien lo hizo. El corto pasillo que ocupan las seis celdas en solitario de máxima seguridad del penal está iluminado por una luz amarillenta y lobrega que se proyecta sobre el piso de granito El silencio de nuevo se apresa de nosotros, un silencio conspirado.

Ya el pasillero nos trajo la comida. Al parecer todos leen en la parte de arriba de sus literas. Solo Ramón y yo estámos de pie ante los gruesos barrotes medievales. --No te escuche bien, le respondo a pesar de haberlo escuchado perfectamente. --!Que no se como pudo suceder!…? No me entiendes?…Repitió nuevamente, esta vez con desesperación, era como si tuviese prisa por contarme. Se notaba cierta tristeza en su voz. Tenía muchos deseos de hablar, de sacar todo lo sordido que llevaba por dentro. Era raro que quisiera conversar de sus cosas y menos conmigo. Era un hombre callado, extremadamente reservado, apenas habla. Nosotros lo hacemos a gritos para podernos comunicar unos con otros. El estaba más solo que nadie.

Esa noche oscureció temprano y Ramón tenía deseos de hablar y yo era el elegido. Sabiendo de antemano lo terrible del relato, haciendo un gran esfuerzo me dispuse a escucharlo con la mayor atención, aunque sabía de antemano que el insomnio se apoderaría de mi cuerpo y de mi mente. --Político, yo me levantaba todos los días a las seis de la mañana. Desayunaba y abría la puerta de la calle. Tenía una ponchera en casa, me dedicaba a coger ponches de motos, bicicletas, de autos y de camiones. Enderezaba rayos de bicicletas, además de los trabajos de carpintería, esos los terminaba en dos o tres días, soy rápido con la sierra. Lo preparaba todo con anterioridad, cortaba y después solo quedaba armar. Casi siempre almorzaba de pie y con el último bocado me fajaba nuevamente. Mientras Ramón hablaba, noté la sombra de Bárbaro proyectada en la pared, ocupante de la celda contigua a la de Ramón. Podría jurar que los hombres de las tres restantes celdas escuchaban las confecciones de aquel desdichado, no con menos pavor que yo.

--Amalia y yo discutíamos en ocasiones, es cierto. Pero yo hice mi casa a pulmón partido, trabajando duro. Estoy acostumbrado, el trabajo no mata al hombre, todo lo contrario, robustece y forma el carácter. Comencé a trabajar cuando solo tenía 14 años y ahora tengo 39. Yo mismo levanté las paredes una a una. Puse los azulejos del baño y de la cocina. Construí una cisterna para que no faltara el agua en la casa. Poquito a poco fui acomodando mi hogar. Pensaba solo en que a mi hijo no le faltara nada cuando yo dejara de existir. Ramón hablaba y hablaba sin parar. En los 45 días que llevo encerrado en este lugar lo veía siempre acostado en su litera. No tomaba el sol, solo en dos ocasiones lo vi aprovechar la hora de la solera, esto es una jaula, allí nos introducen como si fuésemos animales peligrosos, nos sacan esposados.

--Ese día preparé como siempre las condiciones para buscar a Amalia en casa de su madre. Ultimamente prefería estar allá que en nuestra casa. Antes fui al mercado, compré 40 libras de arroz y 10 libras de frijoles entre judías, negros y colorados. Compré carne de puerco, grasa y carnero para los niños. Lo lleve todo para la casa y salí nuevamente en busca de mi mujer. --Allí me encontré con ella, conversaba con su madre. Me dijo que no quería regresar, que nunca más lo haría, que estaba aburrida y cansada de todo y de mi. Traté de convencerla pero fue inútil. Entonces tomé a mi hijo de la mano y a la nietecita de Amalia, salí, serían alrededor de las doce del día, yo acostumbraba a pasearlos y los llevé a comer pizzas. Luego regresé a la casa con los dos --Como a la media hora de estar en casa con los niños, llegó el yerno de mi esposa, venía a buscarlos, me habló en forma descompuesta, le dije que se llevara a mi hijo, pero que niña la tenía que buscar Amalia. El protestó, lo saqué de la casa a la fuerza junto con mi hijo y de un tirón cerré la puerta , yo le gritaba que se fuera y que le dijera a mi mujer que viniera por la niña. Así lo hizo, y al rato ya la policía estaba en mi casa.

--! Me asusté!… Ellos entraron a la fuerza, gritando como locos, rompieron las puertas, la de la calle y la del patio. La niña estaba acostada en la cuna, no se asustó, dormía tranquilita, sin cabeza. No recuerdo como ocurrió, veo destellos borrosos delante de mi, es como un enorme velo. Mis recuerdos son turbios, imprecisos, van y vienen sin darme explicaciones. --! No se, no se como pudo sucederme esto a mi!….? puedes creerme politico?

Quedé petrificado como de piedra, no podía respirar. Los musculos de mi cara estaban contraídos, creo que el lo percibió a través del silencio. Sentí como se alejaba de las rejas de su celda poco a poco. Yo y los demás quedamos de pie largo rato. Caminé unos pasos y me tendí de rodillas ante la litera, oré y le pedí a Dios me diera fuerzas para soportar lo que había escuchado, luego me acosté en mi duro lecho y una paz se apoderó de mi, cerré los ojos y me quedé profundamente dormido. Al despertar le di gracias a Jesús por estar allí condenado a 15 años de prisión solo por decir lo que siento.

La familia de Ramón está consternada. Los vecinos , amigos y todos aquellos que lo conocen no pueden concebir que este hombre haya sido capaz de crimen semejante. Dicen que fue una persona apacible, servicial y trabajadora. Lo sometieron a juicio y fue condenado en primera instancia a la pena capital. Los médicos determinaron trastornos psiquiátricos. Estuvo recluido tres meses en una institución hospitalaria, sometido a intensos tratamientos. Sus padres solicitaron un perdón de madre para que sea revisada la causa y no sea ejecutado. La sangre redime y perdona.

Cuando la policía entró en la casa de Ramón, en el municipio villaclareño de Placetas, al norte de la Isla de Cuba, la pequeña niña de tres años, nieta de Amalia la esposa de Ramón, estaba acostada en la cuna completamente decapitada, sobre un gran charco de sangre que llegaba el piso, mientras, la cabeza yacía a los pies del carpintero, le quitaron un enorme cuchillo ensangrentado metido dentro de la camisa y el pantalón. Este atroz suceso es motivo todavía de comentarios en la localidad donde acaeció. Médicos y especialistas llevaron a cabo una profunda investigación de las causas que motivaron a cometer este asesinato. Ramón espera solitario la definición de su futuro.Devora los pasajes bíblicos como si este libro sagrado le pudiera descifrar los motivos de su conducta homicida. Amalia y Ramón se divorciaron, sin embargo por ironías del destino toda la familia se marcha hacia los Estados Unidos como emigrantes legales, mediante una lotería ganada por Ramón, El Asesino. Nada, jugarretas el destino y de las fuerzas del mal.


Inicio | Puerto Rico | Cuba | Internacionales | La otra Cara | Cartas de Cuba | Conózcanos
© Fecha de Fundación 30 de Julio 2003 El Veraz - Derechos Reservados