Por Jorge Felix
Editor del Semanario ¨El Veraz¨
La ¨Reconcentración de Máximo Gómez¨ trajo consigo la muerte por hambruna de al menos 100 mil cubanos.
Máximo Gómez sería el verdadero ejecutor del holocausto cubano, el asesino en serie disfrazado de patriota cubano que con sus circulares y su estrategia de "tierra arrazada" sembraría el terror, no solo quemando campos de cañas, sino pueblos enteros y asesinando a la población civil desarmada.
Cuando Valeriano Weyler llega a Cuba decreta la concentración en las ciudades de aquéllos que aún no habían podido huir de los mambises... y eso se hizo con la ayuda de la Cruz Roja internacional... su decreto no era ni crimen ni abuso... era refugio.
La mayoría de las víctimas fueron achacadas a la mal llamada ¨Reconcentración de Valeriano Weyler¨ con el único objetivo, de lograr la intervención norteamericana, como finalmente se hizo.
Los que estudiaron en las escuelitas para analfabetos de Fidel Castro no lo saben… pero tanto en la guerra del 1868, como en la guerra del 95, los independentistas cubanos pedían a gritos, la intervención norteamericana.
Vale la pena hacer una pausa en este aspecto poco conocido antes de continuar con la llamada ¨Reconcentración¨
Ana de Quesada y Loinaz, la esposa de Carlos Manuel de Céspedes se lo pidió personalmente en los Estados Unidos al Presidente Ulysses S. Grant en el año 1871
En las memorias de Cosme J. de la Torriente, auditor de guerra en el Estado Mayor de Máximo Gómez nos cuenta:
¨... El día 5 de Marzo de 1897, a punto de medio día,
llegó al campamento de Máximo Gómez, en la Demajagua, Mr. Charles E. Crosby y allí dijo
que era Vicepresidente de la Liga Americana
para la independencia de Cuba,
no conocía el idioma español, y Máximo Gómez
me llamó, para que le sirviera
de intérprete
Mr. Charles E. Crosby, para hacer valer su personalidad,
exhibió su pasaporte del Departamento de Estado
y documentos a su favor expedidos por el
Cónsul americano Mr. Lee y el Vicecónsul de
Sagua. Presentó también dos cartas de introducción, una para el General Ríus Rivera y
otra para el Marqués de Santa Lucia, del Coronel
López de Queralta, también residente en
aquella ciudad.
Mr. Charles E. Crosby dijo que iba con el objeto
de conocer la revolución en sus mismas
fuentes y redactar para la Liga a que pertenecía
un informe, el cual sería elevado indudablemente
ante las Cámaras de su nación y
Presidente Mac Kinley.
Expresó a continuación
el deseo de servir como oficial en las filas
rebeldes, pues había hecho estudios militares
en la escuela francesa de Saint Cyr.
«Díjole además Máximo Gómez a Mr. Grosby que en su sentir, la guerra tendría que resolverse
pronto. Que antes de tres meses los
Estados Unidos deberían intervenir si quieren
salvar su comercio en Cuba. Que todavía quizás,
podríamos pagar alguna indemnización a
España para que abandone la Isla, y para ello
necesitaríamos la garantía de los Estados Unidos.
Que está convencido de que no tenemos
los elementos suficientes para vencer a España
solo con las armas, pero sí con la ayuda del
tiempo, que traerá el aniquilamiento de España, la cual no podrá vencernos desde el momento
en que nosotros podemos indefinidamente
prolongar la lucha.» (Fin de la Cita)
Otra evidencia de lo anterior es que en la insurrección cubana habían 19 norteamericanos, entre ellos el Coronel Charles Gordon, que combatió con Maceo y atravesó la trocha con él.
En una entrevista con el Herald de NY, se quejaba en ese entonces, de que si los cubanos se persuadían de una vez y para siempre que los Estados Unidos no intervendrían en la guerra, entonces combatirían verdaderamente como se debía, y que probablemente adelantarían algo.
Volviendo a la ¨Reconcentración de Máximo Gómez¨, si todas las victimas hubieran sido fruto exclusivo de la mal llamada ¨Reconcentración de Valeriano Weyler¨, las víctimas y sus familiares, de una u otra manera, se hubieran unido a los mambises en la lucha contra España.
Pero eso... no fue lo que ocurrió, las víctimas huían hacia las poblaciones dominadas por los españoles.
Una de las causas de la derrota de los insurrectos, fue específicamente esa, que no lograron aglutinar a los habitantes de la parte occidental de la isla, a favor de la insurrección mambisa, en parte desde luego, por la crueldad y el abuso que utilizaron los mambises en esa región del país, cometiendo verdaderos crimenes contra la población civil, verdaderos asesinatos, hechos estos desde luego, nada heroicos, nada honorables.
Veamos la siguiente circular de Máximo Gómez, del 1ero de julio de 1895, mucho antes de que llegara Valeriano Weyler a Cuba el 10 de febrero de 1896.
“Circular del Cuartel General del Ejército. 1ero de Julio de 1895.
A los señores hacendados y dueños de fincas ganaderas:
En armonía con los grandes intereses de la Revolución por la Independencia del país; considerando que toda explotación de productos, cualesquiera que ellos sean, sirven de ayuda y recurso al enemigo que combatimos, este Cuartel general dispone:
1.° Queda terminantemente prohibida la introducción de frutos de comercio á poblaciones ocupadas por el enemigo.
2.° Queda asimismo prohibida la introducción de ganados en pie.
3.° Las fincas azucareras paralizarán su labor y las que intentaran realizar la zafra, serán incendiadas sus cañas y demolidas sus fábricas.
4.° Los que infringiendo estas disposiciones, trataren de sacar lucro de la situación actual, evidenciarán desde luego poco respeto á los fueros de la Revolución redentora, serán considerados como desafectos, tratados como traidores y juzgados como tales, caso de ser apercibidos.
—El General en jefe —M. GÓMEZ.
Nota.- Los frutos cuya introducción prohíbe esta circular son: tabaco, café, maderas de labor y construcción, guano, cera, miel, cueros, demajagua y ganados de todas clases.
— GÓMEZ."
A continuación veamos otra circular de Máximo Gómez del 6 de noviembre de 1895, mucho antes de que llegara Valeriano Weyler a Cuba, el 10 de febrero de 1896.
"Circular. — Cuartel General del Ejército Libertador. Jurisdicción de Sancti-Spíritus. Noviembre 6 de 1895.
Animado del mismo espíritu de inquebrantable resolución, en defensa de los fueros de la Revolución redentora de este pueblo de colonos, vejado y despreciado por España y en armonía con lo dispuesto sobre la materia en circular de 1.° de Julio, he venido en disponer lo siguiente:
1.° Serán totalmente destruidos los ingenios, incendiadas sus cañas y dependencias de batey y destruidas sus vías férreas.
2.° Será considerado traidor á la Patria, el obrero que preste la fuerza de su brazo á esas fábricas de azúcar, fuentes de recursos que debemos cegar al enemigo.
3.° Todo el que fuere cogido infraganti ó resultase probada su infracción al art. 2. °, será pasado por las armas.
Cúmplase por todos los Jefes de operaciones del Ejército Libertador, dispuesto á enarbolar triunfante, aun sobre escombros y cenizas, la bandera de la República Cubana. En cuanto á la manera de hacer la guerra, cúmplanse las instrucciones que privadamente tengo dadas. El honor de nuestras armas y el reconocido valor y patriotismo de usted hacen esperar el exacto cumplimiento de lo ordenado.
— El General en jefe,
—M. GÓMEZ.¨
Y estas circulares abarcaron no solo a los hacendados y dueños de fincas, sino también al más simple de los campesinos y no era solo contra personas de origen español, sino también contra personas de origen cubano, concretamente contra los que los mambises llamaban despectivamente ¨Los Pacíficos¨, que eran personas, que solo querían trabajar en paz y que no tomaban partido ni por los españoles ni por los mambises.
En nombre de estas circulares se cometieron miles de asesinatos contra personas inocentes, contra la población civil, contra todo aquel que no queria unirse forzosamente a los mambises. Miles de campesinos fueron ahorcados por los mambises en presencia de sus familias.
Muchos campesinos fueron forzados al trabajo esclavo por parte de las tropas mambisas.
El Diario de la Marina, publicaba el testimonio de un campesino secuestrado por los
insurrectos, que fue obligado por éstos a penosos trabajos de
carga.
Cuenta el campesino que para su desgracia, se topó con las tropas de Maceo a su
regreso de Mantua, que iban secuestrando a cuantos campesinos se tropezaban en su camino,
a fin de que le sirviesen de acémilas, conduciendo sobre sus hombros los
pertrechos de guerra.
Amarráronle codo con codo y después le cargaron dos arrobas y media
de municiones. Estas estaban en un saco; a modo de alforja, agujereado
por el medio para dar paso á la cabeza, de modo que la carga gravitase
mitad sobre la espalda y mitad sobre el pecho.
Por ejemplo se sabe que el ejercito español en Cuba llego a tener 5,526 acémilas (Bestias de Carga que eran Mulos y Burros principalmente)
Solo Maceo a modo de ejemplo, en su tropa llevaba más de 300 «acémilas» solo que las «acémilas» eran campesinos obligados a la esclavitud.
Por otra parte hay que destacar que los mambises se ensañaron particularmente contra la región occidental de la isla, por la indiferencia que existía a la causa de los insurrectos.
George Bronson Rea, corresponsal del Heraldo de NY, uno de los periódicos de mayor circulación para la época en Norteamérica, estuvo como corresponsal de Guerra, unas veces al lado de Máximo Gómez, otras al lado de Antonio Maceo.
Formó parte de los mambises, desde el 29 de Enero de 1896 hasta mediados de Marzo de 1897 y en su libro ¨Facts and Fakes about Cuba¨ (Datos y falsedades sobre Cuba) cuenta con lujos de detalle los pormenores de esta etapa.
Según el testimonio de George Bronson Rea con relación a la invasión a occidente nos dice:
¨… El principal propósito de Máximo Gómez era, establecer un estado de guerra total en esa parte de la isla, y el único medio de lograrlo era, según el, quitándole a la población, toda esperanza de ganarse el sustento.
Esta idea era la que presidía el plan de invasión. Los orientales estaban indignados por la indiferencia de sus paisanos en la parte occidental de la isla, y habiendo ellos sufrido los rigores de la guerra en la Guerra de los diez años en la parte Oriental de la isla, querían que los otros sufrieran ahora, la miseria y los horrores que consigo lleva la manera de combatir de las guerrillas y las partidas
Según el testimonio del periodista, este era el estado de las tropas mambisas:
¨… Mis primeras correspondencias parecían todavía favorables a la causa cubana; pero cuando por mí mismo, pude enterarme de los procedimientos y tácticas empleadas por los insurrectos, me convencí de la verdadera descomposición moral que allí imperaba; y cuando en lugar del ejército que esperaba encontrar a las órdenes de Máximo Gómez, vi a 150 hombres, y cuando me convencí de que la gran marcha a Occidente no era sino una ficción, y que toda la estrategia del célebre caudillo consistía en jugar al escondite en la manigua, sin querer jamás vérsela con el enemigo, consideré mi deber, no sólo por respecto al Herald, sino por respeto a mi país, decir lisa y llanamente la verdad”
Y refiere:
¨… Cuando Máximo Gómez entró en la región situada, entre Sancti Spíritus y Artemisa, ordenó que se destruyera toda la caña, en cumplimiento de lo cual, quedaron arruinadas completamente millares de hectáreas, y con ellas las esperanzas de miles de familias campesinas.
La tea insurrecta devoraba y saqueaba hogares y campos, fábricas y almacenes. ¿Qué fue de las familias a las que los rebeldes dejaron sin casa, muebles ni ropas?
Unos buscaron refugio en los montes o en los bosques; otros corrieron a las ciudades, amparándose en las guarniciones españolas.
Los corresponsales que estaban en las ciudades, escribían a sus periódicos describiendo, el lastimoso estado de millares de infelices, que en bandadas y aterrados entraban en las ciudades en todos los trenes, y hablaban de las multitudes que por los caminos huían dejando a su espalda el hogar y la fortuna entregados a las llamas¨
Y señala con respecto a la actuación de los mambises:
¨…Desencadenáronse las venganzas personales y los que tenían algún resentimiento, se aprovecharon, para sus fines particulares, del pánico que inspiraban los procedimientos de la invasión.
Pacíficos campesinos y gentes que vivían fuera de las poblaciones, fueron asesinados ó ahorcados de un árbol colgándoles en el pecho un cartel, con el nombre de alguno de los jefes insurrectos,
Y pone de ejemplo:
¨… y era dicho corriente entre los campesinos cubanos, que su camino se hallaba fácilmente por el rastro de hombres colgados de los árboles que tras sí dejaban, llegando la barbarie a su colmo un día, en que 20 campesinos, fueron colgados de un solo árbol en Pinar del Río.
Todo el mundo tuvo que refugiarse en los pueblos huyendo de la rabia de los rebeldes¨
Y diría además el corresponsal norteamericano:
¨El 15 de Octubre de 1896 publicó el New- York Herald un mapa que le envié, poco antes de que Weyler promulgase su Decreto de reconcentración.
Basta mirarlo para convencerse, de que es injusto hacer responsable a dicho General de la miseria que hoy existe, puesto que vemos que de 60 poblaciones o pueblos, sólo ocho escaparon a la tea insurrecta: unas 20 fueron parcialmente quemadas y 40 desaparecieron por completo.
No se avisaba a los vecinos, ni se les daba tiempo para salvar nada; sino que como el rayo surge de la nube, así en las sombras de la noche caían los insurrectos y quemaban, saqueaban y arrasaban los pacíficos pueblos, y sus habitantes recibían la brutal orden, de buscar refugio en las ciudades guarnecidas, donde su sostenimiento, originaría mayores gastos al Tesoro español.
El ejército español llegó al punto de pastorear los campos, buscando el ganado disperso, para llevarlo a las ciudades, para alimentar a la población en la indigencia total que había en las ciudades.
Corresponsales extranjeros en las ciudades describian la terrible situacion:
¨... Muchedumbres hambrientas deambulaban por todas
partes y cubrian con harapos de luto por la muerte de deudos mas o menos próximos, cuerpos extenuados hasta lo inverosimil.
Aquellas pobres gentes, sin
auxilio alguno, habian agotado sus recursos y echado
mano de toda clase de alimentos.
Los mas imnundos y
repugnantes animales se devoraron con deleite y se buscaron
con empeño frenetico.
Las raices, los troncos y las
hierbas se utilizaron tambien.
Las mujeres y los niños famelicos buscaban en los
pesebres de las fuerzas de caballerias acampadas en las
calles y entre la tierra polvorienta los granos desechados,
para comerlos crudos, y las semillas y cortezas de las
frutas se recogian tambien como preciosos hallazgos.
Con
frecuencia llevabanse a pedazos, y a pesar de los esfuerzos
de la policia para impedirlo, los restos de animales
muertos con enfermedades contagiosas.
Hacinadas las personas en barracas, sin alimento y
sin medicinas, las sanas dormian junto a las enfermas y
a las moribundas, tendidas y mezcladas en el suelo.
Todas
las mañanas se recogian los muertos por docenas y muchas veces, sin identificarlos, se arrojaban
unos sobre otros en carretones usados para la
basuras y se sepultaban en zanjas abiertas en las cementerios
provisionales¨
A continuación la lista del Incendio de todas las poblaciones realizadas por los insurrectos antes de la llegada de General Valeriano Weyler y que provocó el éxodo masivo y la hambruna en las ciudades y pueblos protegidas por los españoles:
Los Arroyos (Pinar). —Destruída por la brigada Occidental insurrecta. *
-
San Juan y Martínez (Pinar). — Parcialmente quemada por la misma fuerza. *
-
San Diego de los Baños. —Lo mismo que la anterior. *
-
Boniato y Bejucal. —Parcialmente destruidas por Gómez. *
-
Santa Catalina de Güines (Habana). —Lo mismo que la anterior. *
-
Jaruco (Habana). —Destruida por Maceo. *
-
San Juan de las Yeras (Santa a Clara). —Destruida por Bruno Zayas.
-
Paso Real (Pinar). —Totalmente destruida por Bermúdez.
-
Los Palacios (Pinar). —Lo mismo que la anterior.
-
Santa Cruz de los Pinos (Pinar). — Lo mismo que las anteriores.
-
Bahía Honda (Pinar). —Destruida parcialmente por Sotomayor.
-
Roque (Matanzas). — Destruida por fuerzas de Lacret
-
Los Abreus (Santa Clara). —Destruida parcialmente por los insurrectos.
-
Cayajabos (Pinar). —Totalmente destruida por Delgado.
-
Cabañas (Pinar). — Destruida por y Maceo. *
-
San Diego de Núñez (Pinar). —Totalmente por Sotomayor y Gil.
-
Quielra Hacha (Pinar). —Totalmente destruida por Delgado.
-
San José de los Ramos (Matanzas). —Parcialmente destruida por Lacret. *
-
Bainoa (Habana). —Destruida por Cárdenas. *
-
San Nicolás (Habana). —Destruida por partidas locales.
-
Ceiba Mocha (Matanzas). — Parcialmente destruida por Cárdenas. *
-
Benavides (Matanzas). —Lo mismo que la anterior.
-
Ibarra (Matanzas). — Destruida por partidas locales.
-
Navajas (Matanzas). —Parcialmente destruida por Lacret. *
-
Corral Falso (Matanzas). —Lo mismo que la anterior. *
-
Cartagena (Santa Clara). —Partidas locales.
-
Melena del Sur (Habana). —Destruida parcialmente por Díaz y Castillo. *
Los pueblos señalados con asterisco son los que aún conservan los españoles como centros fortificados.
Por esta lista se ve que en lugar de los españoles, son los rebeldes los responsables de tan espantosa destrucción¨
Y ponía además el ejemplo:
¨El ganado era para los mambises, y enemigo de ellos, el infeliz campesino a quien se sorprendía, matando una res para su consumo particular, aunque fuera de su propiedad.
Sólo podían matarse las reses que serían distribuidas entre las tropas mambisa¨
El pillaje de los insurrectos igual era notorio y bastante generalizado según cuenta George Bronson Rea:
¨… He visto oficiales insurrectos jugando a las cartas, y él dinero que por la mesa pasaba excedió en muchas ocasiones los 5,000 duros, y como ninguno de ellos tenía un céntimo cuando tomaron las armas, necesariamente todo aquel dinero procedían del robo y el saqueo¨
Y George Bronson Rea nos refiere otro ejemplo:
¨Cuando desde el campamento de Máximo Gómez regresé a la Habana, me detuve en la prefectura de Pitajones, en las lomas de Trinidad, y mientras tomaba el fresco en la hamaca, oí a mi criado y a dos insurrectos heridos, que acaloradamente hablaban de sus hazañas:
… relataban cómo habían sido heridos en la noche del ataque al pueblo de San Pedro, a las órdenes de Perico Díaz que mandaba la brigada de Trinidad, y entre otras cosas decían que, al comenzar el ataque, los oficiales comunicaron la orden de pasar a cuchillo a todos ¨los pacíficos¨ del sexo fuerte (personas que no querían la guerra y que no apoyaban ni a los insurrectos ni a los españoles), tan pronto como fuera tomado el pueblo.
Como esto se compaginaba muy mal con la humanidad de que había visto alardear siempre a los jefes delante de los corresponsales extranjeros, llamé a los dos soldados para que me repitieran la narración.
Tomáronme, sin duda, por uno de los americanos que como oficiales, servían a las órdenes de Máximo Gómez, y sin recatarse, repitieron, lo mismo que ya había yo oído, pero poniendo cierto orgullo y vanidad en la manera, de contar el hecho.
Les dije que debían estar equivocados, pues no creía que Perico Díaz hubiese dado aquella orden, y que si se sabía que ellos propagaban tal rumor serían arrestado s y castigados por hacer correr mentiras que desacreditaban su causa.
Creía yo cándidamente que mentían, y los amenacé así, para ver el efecto que les producía; pero me sorprendí grandemente al ver, que ni se desconcertaban ni se asustaban, sino que, por el contrario, muy tranquilos insistieron en que, como decían la verdad, nada temían, agregando que no tenían inconveniente en acompañarme al campamento de Perico Díaz, donde podrían probarme la verdad de cuanto habían dicho.
De aquí deduje que los insurrectos habían decidido, por lo menos uno de sus jefes, tratar como enemigo a todo el que no estuviera en el campo rebelde¨
George Bronson Rea con respecto a Máximo Gómez diría:
¨La relativa inacción de Máximo Gómez en las dos últimas campañas, y la ausencia absoluta de hechos militares de importancia de parte de los insurrectos en general, quitó interés periodístico a la guerra, a menos que el chino viejo realice alguno de los temerarios movimientos, en los que siempre está pensando, pero que nunca lleva a cabo.
Las grandes fundiciones de noticias de la guerra establecidas por los cubanos en Estados Unidos, estaban muy apuradas buscando algo que Máximo Gómez pudiera conquistar, pues como ya lo habían hecho pasearse victorioso por todas las ciudades y pueblos de Cuba, parecía que el único recurso explotable era, dedicarse a confeccionar brillantes descripciones de columnas hechas pedazos en las montañas o en los sitios más recónditos, donde no fuera fácil que en mucho tiempo, pudiera nadie verificar tales embolismos.
Esta era la situación cuando Scovel (corresponsal del NY World) y yo llegamos al campamento de Máximo Gómez, y con nuestra correspondencias pusimos de manifiesto, la campaña de sistemática falsedad, a que se habían entregado los mal llamados corresponsales en campaña, desde La Florida y la Habana, que nunca han estado en el lugar de los hechos.
Se supo entonces que Máximo Gómez no había librado un sólo combate de importancia, desde que se separó de Maceo, y que en lugar de ganar las pomposas victorias que se le habían atribuido, no había hecho sino disputarse con el gobierno provisional, haciendo desesperados esfuerzos para imponer sus opiniones y autoridad a los miembros de la Cámara.
George Bronson Rea con respecto a Antonio Maceo expresaría:
¨… No puedo menos que sentir admiración por quien, a despecho del color de su tez, era tan superior a todos los Generales de ópera bufa del ejército libertador de Cuba.
Mis simpatías se sienten arrastradas hacia aquella falange que abandonada a su suerte en las lomas de Pinar del Río, aguantaba lo mejor que podía, las embestidas de millares y bien pertrechados soldados enviados a aniquilarla.
Sus compañeros Máximo Gómez, Calixto García, José Ma. Rodríguez y otros, se ocupaban poco, al parecer, del éxito de la campaña en el occidente cubano, pues nada se intentó en otros distritos que fuera suficiente importante, como para distraer la atención del enemigo y que sirviera de ayuda al bravo mulato que con un puñado de hombres había llevado tan lejos la guerra, dejando a todos los demás famosos jefes, descansando en los riscos de Oriente y en las sabanas del Camagüey, donde se ocupaban más que del enemigo en disensiones que los dividían.
En cuanto a Maceo no se ocupaba sino de la campaña, y no sólo no rehusaba los combates, sino que cuando algunos días dejaban los españoles de hostigarle, procuraba recordarles que aún estaba vivo¨
Con respecto a Antonio Maceo y Máximo Gómez diría el General Valeriano Weyler en su libro ¨Mi mando en Cuba¨:
¨… Hube de preocuparme más de Maceo que de Máximo Gómez, aun prescindiendo de que daba más importancia a aquél, que por ser valiente arrastraba a los de su raza, y porque en la correría a Pinar del Río había demostrado, en mi concepto, más condiciones de audacia y resolución que Máximo Gómez, el cual se limitaba a recorrer la Habana y Matanzas cuando no se le perseguía, huyendo siempre que se veía acosado¨
Durante el mando del General Valeriano Weyler en Cuba, el ejército llego a tener : 124 batallones; 48 escuadrones; 16 baterías; 6,701 oficiales; 183,571 soldados; 18,861 caballos y 5,526 acémilas (Bestias de cargas)
Winston Churchill sería otro corresponsal anclado en Cuba durante la guerra que escribiría casi con las mismas palabras de los periodistas norteamericanos el total desastre de los insurrectos:
"Los insurrectos no pueden ganar una sola batalla o mantener una sola ciudad. Su ejército, formado en gran medida por hombres de color, es una chusma indisciplinada".
Lo que vio de las fuerzas rebeldes y de los estragos causados por ellos contra la poblacion civil... no inspiró en Churchill ninguna confianza en que los insurgentes proporcionarían una mejor alternativa para Cuba que la potencia colonial española.
"La victoria rebelde ofrece poco bien ni al mundo en general ni a Cuba en particular", escribió el 15 de febrero de 1896 en el Saturday Review.
"Aunque la administración española es mala, un gobierno cubano sería peor, igualmente corrupto, más cruel y caprichoso y mucho menos estable. Bajo tal gobierno, las revoluciones serían periódicas, la propiedad insegura y la equidad desconocida".
Nostradamus era un tonto al lado Winston Churchill... predijo lo que le pasaría a Cuba si los cubanos tomaban las riendas del poder en la isla... y eso fue lo que pasó en la historia de Cuba desde la independencia hasta la Dictadura Comunista, Cuba se convirtió en un Estado Fallido.
En poco tiempo, Valeriano Weyler logró acorralar a los insurrectos, en la región más occidental de la Isla, logrando la eliminación física de los principales cabecillas de la rebelión Cubana, entre ellos:
- El Lugarteniente General Antonio Maceo
- El Mayor General Serafín Sánchez
- El Mayor General José Maceo
- El General Juan Bruno Zayas
- El General Adolfo Castillo
- El General Clotilde García Morejón.
- El General Silverio Sánchez Figueras
De la misma manera, hizo prisionero al Mayor General del Ejército Libertador, el puertorriqueño Juan Rius Rivera, el cual había sustituido a Antonio Maceo a raíz de su muerte, siendo trasladado a la prisión de Montjuich en Barcelona.
Valeriano Weyler había logrado la retirada del "ejército invasor" de la zona occidental de la isla, que no eran más de 1,800 mambises, la mayoría heridos o enfermos.
Es necesario aclarar que los mambises en la parte oriental del país, no lograron nunca el control de ninguna ciudad o pueblo pequeño, siendo controlados en su totalidad por los españoles.
Si el General Valeriano Weyler no pudo terminar de pacificar la parte oriental de la isla, fue debido a un golpe de suerte del destino, para los cubanos.
Al formarse en España, el Gabinete de Práxedes Mateo Sagasta del Partido Liberal, a consecuencia del asesinato del Conservador Antonio Cánovas del Castillo, cambia la política con respecto a Cuba y el General Valeriano Weyler, es relevado de los cargos de Gobernador general y Capitán general de la isla de Cuba, y de General en jefe de aquel Ejército, por Reales decretos de 9 de Octubre de 1897.
Pero a pesar de la partida de Valeriano Weyler, los insurrectos no lograron recuperarse de la derrota en el occidente cubano, hasta que llegó por fin, la tan socorrida intervención norteamericana, que evitó la prolongación de la guerra por al menos una década más.
Analizado todos los acontecimientos de la guerra, los resultados concretos en el campo de batalla, y la debilidad de los insurrectos a raíz de la derrota en el occidente cubano, sin duda alguna, la independencia cubana fue lograda en un 80%, gracias a la intervención norteamericana.
Honor a quien honor merece... por eso el General Shafter, impidió la entrada de los insurrectos cubanos a Santiago de Cuba en el desfile de la victoria, porque en realidad no fueron ellos los que lograron la victoria sobre España en el terreno, sino los norteamericanos... los mambises no podían llevarse glorias ajenas.
Una vez lograda la independencia, el rechazo de la población cubana a Máximo Gómez hizo que renunciara a postularse como Presidente, porque se dio cuenta que era profundamente impopular y no ganaría.
Una muestra de muchas... En la primera Asamblea de Representantes que se celebró en plena ocupación norteamericana del 1ero al 12 de marzo del 1899, el General Lacret Morlot llegó expresar publicamente:
"Si hoy se necesita quien fusile al General Gómez, aqui está un General"
Sanguily por su parte propuso, la destitución deshonrosa del
Generalisimo. La mayoría asintió con verdaderas muestras de apoyo y aplausos a la propuesta.
La propuesta fue redactada de la siguiente manera:
¨La Asamblea de Representantes, a tenor a la conducta observada por el General en Jefe del
Ejercito Cubano, con desobediencia y con menosprecio de
los derechos y la dignidad de la Asamblea, como Poder
Supremo de la Revolucion, acuerda:
Destituir de su empleo al General en Jefe, pasando
en consecuencia el Mayor General Máximo Gómez, que
hasta ahora la desempeñaba, a la clase de reemplazos, y
suprimiendose por innecesario y por perjudicial en la
actualidad el cargo de General en Jefe.
Salón de Sesiones 12 de marzo de 1899.
La firmaron:
La firmaron Manuel Sanguily, Aristides Aguero, Juan
Gualberto Gomez, Salvador Cisneros, Gerardo Portela,
Armando de la Riva, J. Lacret y Morlot, Joaquin G. Pola,
Julian Betancourt, Domingo Lecuona y Eligio Ducasse. Alberto Schewyer, Ignacio
Almagro, .Manuel Maria Coronado, Rafael Portuondo
Tamayo, Manuel Despaigne, Aurelio Hevia, Pedro Saenz Yanez,
Porfirio Valienle, Carlos Trujillo, Jose Ramón Villalon,
Francisco Diaz Vivó, Juan Manuel Menocal, Modesto A. Tirado y Fernando Freyre de Andrade.
Votaron en contra los generales Jose J. Monteagudo y Emilio Nuñez y los coroneles Francisco Lopez Leiva y
Carlos Manuel de Cespedes.
Se abstuvo el Sr. Loret de Mola.
Votaron por solo la supresión del cargo los Sres. Saturnino Lastra y Carlos I. Párraga
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