Por
Miguel A. García Puñales
Centro
de Información y Documentación de Estudios Cubanos
Primero:
presentar la situación republicana que le antecedió
como caótica en términos de discriminación
racial, instituyéndose como la verdadera solución
definitiva del asunto... y
Segundo:
ganar el apoyo de negros y mestizos a los que se les presentó
la dictadura como su valedora social.
Eso
explica consecuentemente por qué, -sumado a la propaganda
sobre el estado de la segregación racial en los Estados
Unidos-, la emigración y el exilio cubano se nutrieron
mayoritariamente de blancos, al menos hasta 1980.
Y
es precisamente ese, uno de los argumentos que se manejan a la
hora de referirse a la penosa situación socio-económica
de este sector de la etnia cubana; las relativamente bajas tasas
de cubanos de la raza negra que se benefician de las remesas familiares
procedentes del extranjero.
Es
una serpiente que se muerde la cola y que es manipulada por la
oportunista clase gobernante del país. Afirmar que los
negros se encuentran discriminados por el hecho de que reciben
menos cantidades de remesas familiares es un disparate; que oí
con asombro repetir, incluso, a miembros de la mesa que debatió
el tema en el Congreso.
Es
como mucho, la constatación de una realidad económica
que pesa sobre un sector de la población, dados sus escasos
vínculos familiares con el exilio.
Y es ante todo la consecuencia normal de la política de
un gobierno que ofrecía a una parte de la población,
-con su habitual estilo populista-, beneficios que en la práctica
no materializó, o si lo hizo fue durante un tiempo limitado
y con un costo social impagable, las guerras de África,
por ejemplo.
Pero
es no sólo un inmenso disparate -de tremendo peligro social
además-argumentar de forma categórica que los negros
son discriminados por los blancos en los beneficios sociales y
en los puestos de trabajo no vinculados al capitalismo de estado.
Ocurre,
eso sí, con el acceso a las estructuras del verdadero poder
político del país y ha estado ocurriendo con el
acceso a las áreas dolarizadas, en especial la alta dirección
de la nueva empresa capitalista estatal y en parte a los puestos
de trabajo subalternos en esos mismos renglones económicos.
Con
lo cual puede llegarse a la conclusión, que siendo el estado
el único empleador, es entonces el estado el que puede
ser acusado de racista y esto ya no cae dentro del universo de
la psiquis individual de cada cubano, sino en la estructura de
pensamiento político de la clase en el poder, que se salta
su propia ley cuando lo considera pertinente. Ejemplos de esta
última afirmación se cuentan por miles.
Es
falso como se afirma que el color de la piel limitara el acceso
a los diferentes puestos de trabajo y profesiones –exceptuando
las áreas anteriormente mencionadas- y defender esa tesis
desde dentro o desde fuera del país, no sólo permite
el intrusismo de analistas malamente informados sino que además
en aras de criticar a un estado despótico, se le hace el
juego.
En
realidad los muros de contención social, representativos
de una sociedad con educación elitista en el orden racial,
hace mucho se perdieron; negros, blancos y mestizos han convivido
juntos en los internados escolares, compartido aula, mesa y en
muchos casos cama. Así se educó el actual 80% de
la población de la Isla. Eso es tan cierto como el hecho
de que la nivelación de barracón perseguía
fines más sofisticados; “la educación ideológica
de las nuevas generaciones”, sobre la que se fundamenta el relevo
generacional de apoyo a los totalitarismos.
De
cualquier raza y condición son los médicos, profesores,
maestros, enfermeros, ingenieros, veterinarios y también
de cualquier raza y condición los trabajadores manuales,
vendedores ambulantes y buscavidas que integran la inmensa mayoría
de la población.
La
publicitación a principios de 2003 de los “resultados”
de investigaciones especializadas sobre el tema, encargadas por
el Consejo de Estado a la Academia de Ciencias, la utilización
por Castro de esos resultados para largar discursos despotricando
sobre la situación de marginalidad de los negros, por supuesto
que achacándola a actitudes individuales y la repercusión
que esto tuvo en la prensa, no sólo nacional, también
extranjera, permite comprender por qué los resultados estadísticos
sobre composición racial de la población cubana
han sido causa constante de elucubraciones.
Nadie
es profeta en su tierra, sobre todo si esa tierra es Cuba. Las
constantes citas de los estudiosos del tema al sociólogo
sudafricano Richard Segal o al etnólogo suizo Jean Ziegler,
no tienen más valor que el aporte de las hipotéticas
cifras sobre la composición racial cubana que ambos estudiosos
estiman en sus trabajos.
Parten
del esquema clásico que ignora a la cubanidad como etnia
e intentan la agrupación racial de la población
nacional en los cuatro estamentos tradicionales, ignorando incluso
el estamento supuestamente asiático. A continuación
mostramos un resumen comparativo que ejemplifica nuestra afirmación.
Razas
en Cuba, según autor y estimaciones porcentuales
Estimaciones
según autor |
Negros
% |
Blancos
% |
Mestizos
% |
Otras
% |
Richard
Segal (Sudáfrica) |
55
|
30
|
15
|
No
estimado |
Jean
Ziegler (Suiza) |
30
|
35
|
35
|
No
estimado |
Investigaciones
cruzadas (Cuba) |
30
|
30
|
39
|
1
|
Fuentes:
Autores citados
Como
es perfectamente perceptible, el segundo de los autores es el
que más se acerca a la cuantificación formal considerada
como probable en la Isla. Sin embargo entre ellas existen diferencias
notables.
Mientras
que los investigadores de Cuba, agrupan los diferentes fenotipos
en cuatro líneas raciales más o menos definidas,
pero reconociendo que esta agrupación es sólo formal,
los analistas extranjeros intentan abordar la problemática
desde ópticas clásicas o incluso desde sus experiencias
extrapoladas. De ahí que se refieran durante todo el tiempo
a los “afro-cubanos”, ignorando que la etnia cubana incorpora
el elemento afro con independencia del color de la piel de sus
integrantes, de la misma forma que incorpora las demás
fuentes de la formación étnica.
Cuando
el investigador sudafricano se refiere a un supuesto 55% de la
población negra, ¿Se está refiriendo sólo
a negros o por el contrario utiliza esa definición racial
para identificar dentro de ella a determinados fenotipos mestizos?.
Evidentemente calcular la población mestiza sólo
en el orden de un 15 % es, incluso empíricamente, un disparate.
Más
acertada en el cálculo, la estimación del Suizo
adolece de defectos similares, pero esta vez por exceso de la
estimación de blancos; es necesario recordar que ambos
han carecido de trabajos de campo, sólo ofrecen datos a
partir de estimaciones teóricas.
De
esta forma, en vez de estudiarse el grado de marginalidad de la
población cubana y dentro de esta, la pertinencia o no
de determinados grupos raciales, se da por sentada una marginalidad
socio-económica de origen racial.
Los
niveles socio-económicos reales de la población
cubana, se encuentran lo suficientemente homogenizados por la
miseria imperante de los últimos 45 años, que es
verdaderamente criminal el intento de desviar una previsible explosión
de violencia social hacia resentimientos raciales.
Los analistas extranjeros y algunos nacionales, gustan agrupar
a negros y mestizos en una misma categoría “racial”, tanto
más artificial, cuanto es entre los miembros del estamento
mestizo que mayor margen estadístico se encuentra entre
el fenotipo físico y la imagen que de sí mismos
tienen sus integrantes.
Es
clásico de las naciones que basan su etnia en diferentes
razas, que el proceso de integración multirracial se manifieste
a través de contracturas más o menos importantes
de auto imagen sobre todo en aquél segmento de la población
que mezcla orígenes raciales diferentes.
La
contradicción psicológica del mestizo que intenta
su inserción dentro de una sociedad elitista de blancos
ha sido tema incluso de las mejores obras de nuestra literatura
costumbrista del siglo XIX. De esa fecha a nuestros días
se ha producido una mezcla tal en la población, que una
parte importante de esta se concibe a sí misma como “blanca”
siendo racialmente mestiza y esa sí es una fuente importante
de racismo avecindada en el nivel psicológico de una parte
de la sociedad.
No
existe probablemente otro pueblo del planeta –y a las estadísticas
demográficas me remito- que partiendo de una población
mayoritariamente blanca, haya llegado a tal punto de mestizaje
y en tan breve tiempo como la cubana.
El
arrastre social de la esclavitud, no ha sido solucionado íntegramente
en ningún país del planeta y aún espera hipotéticamente
por la asunción de responsabilidad con ese gran genocidio,
que a no dudarlo tienen las naciones europeas y los capitales
criollos levantados con tamaña explotación.
Ningún
proceso de otorgamiento de la libertad a las masas de esclavos,
fue acompañado en su momento del suministro de los medios
económicos para su establecimiento como hombres libres,
mucho menos en Cuba, que fue además del último país
del continente en alcanzar la libertad de sus esclavos, los que
menos recursos tenían en manos nacionales al lograr la
independencia – a diferencia de lo que existía en el momento
del primer levantamiento armado de 1868- fruto de la acumulación
colonial y de las expropiaciones en época de guerra.
Es
pues una masa marginal que en el relativamente corto período
de un siglo –cuatro generaciones- no ha podido superar esa condición,
mas que por una vía probadamente efectiva; mezclándose
con otras razas en mejor posición socio-económica
CONTINUA
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