Por
José Caravia
De la novela "Uno mas"
Yo seguía trabajando en el aeropuerto y había cogido
una plaza en el departamento de maletero y eso significaba más
dinero por las propinas; unos meses mas tarde cogí otro
puesto en el Departamento de Mantenimiento de aviones. Para finales
del año 59 un 99% de todos los empleados en Cubana de Aviación
pertenecía a las milicias y digo 99% porque yo me negué
rotundamente a ser títere de Fidel Castro, aunque el MRR
me pidió que me enrolara, para sí infiltrarme en
sus filas. Muchos compañeros de trabajo me confesaban que
se habían alistado a las milicias para poder conservar
el trabajo y yo siempre les respondí!, cada hombre es dueño
de sus actos.
Al
principio del año 1960 llegue a mi turno de trabajo al
Aeropuerto, cuando fui llamado al despacho del Jefe de Aeropuerto
y mi gran amigo José (Pepín) Festary, me presenta
un estuche con la insignia de capitán de las milicias y
me pidió que yo me uniera a la Revolución, yo rechace
muy respetuosamente y le exprese que mi libertad de pensamiento
no estaba en venta!, pero que él seguiría siendo
mi gran amigo aunque tuviéramos diferente ideología.
Yo siempre he sido muy testarudo y mi lucha contra la revolución
fue en forma abierta, ya que el miedo no existe en mi vocabulario.
Mi labor en la contrarrevolución no fue de gran importancia,
solamente de llevar y traer cosas como a veces armas y municiones
y unas ves el pedido por CIA de un plano del aeropuerto con todos
los detalles, que realice y entregue. A principio del año
1961 me informaron de hacer una célula de 3 miembros y
hacer preparativos para trasladar un fuerte armamento que seria
depositado en la localidad que yo había conseguido en
conversaciones con los curas,“La casa del retiro del Colegio Dolores
que estaba situada en punto estratégico en la punta de
la ultima loma de la carretera de Cuidamar que conducía
al Aeropuerto”. El propósito era ir a este punto, armarse
y desde allí mantener la defensa del Aeropuerto cuando
el levantamiento ocurriera
Una noche como a las 8.00 pm estando con varios de mis íntimos
amigos conversando en la cafetería de los bajos de mi casa,
llego un conocido muy asustado y nos dijo que había una
plebe de jóvenes negros que tenían acorralado a
un Padre de la Iglesia Dolores y querían lincharlo; nosotros
(Ricardo, Gallego, Gumersindo y yo) corrimos hacia el parque donde
estaba ocurriendo este atropello y enfrentándonos con este
grupo que creo sumaria unos 20 o más logramos rescatar
al Padre que le habían arrancado y destrozado su ropa (sotana)
y sangraba, pues había sido golpeado intensamente, escoltamos
a este cura a llevarlo a la puerta del colegio donde residía.
Este incidente era muy común en Santiago de Cuba ya que
el Gobierno Revolucionario Comunista instigaba a la plebe negra
acechar e intimidar al clerito católico, como también
a los cristianos
que iban a la Iglesias. Los Domingos cuando se celebraba las misas
en muchas ocasiones habían una muchedumbre de negros jóvenes
esperando la salida de feligreses que habían asistido a
las misas y los insultaban y le escupían buscando que cogieran
miedo y no regresaran a la Iglesia. Nosotros llegamos hacer un
grupo de jóvenes católicos y escoltábamos
a las familias a sus automóviles (niños y mujeres)
y así evitar que cogieran pánico y no regresaran
a las misas (Llego un momento en Cuba, que ser cristiano era ser
contrarrevolucionario y muchos negaron a Dios, por salvar su pellejo
y así se volvía a repetir lo de Judas, pero en gran
escala)
Estando
en el balcón de mi casa la noche del 14 de Abril de 1961,
una voz de mi interior me dijo! “No vayas a trabajar mañana,
llama que estas enfermo” Yo tenía el turno el 15 de Abril
1961 en la mañana, llame al aeropuerto y me excuse por
enfermedad. Al siguiente día 15 de Abril fuimos despertados
a las 6.20 de la mañana por explosiones y veíamos
a aviones haciendo pases sobre el área del Aeropuerto,
pero yo ni nadie sabia lo que estaba ocurriendo. Inmediatamente
trate de comunicarme con mis contactos de la contrarrevolución
y ellos tampoco sabían nada.
Pasadas varias horas, alrededor de las 8.30 am y viendo que no
había ninguna orden de hacer nada, decidí ponerme
mi uniforme de trabajo, coger un taxi e irme al Aeropuerto; cuando
llegue había un silencio absoluto y todo los trabajadores
del turno de esa mañana, no me miraban a la cara; yo todavía
no sabia nada, ya que la fachada del Aeropuerto lucia todo normal,
voy por el pasillo hacia la rampa para presentarme y reportar
a mi trabajo, cuando de pronto llego y veo que en la rampa donde
estaban aviones militares de todos los tipos era como si hubiera
pasado una planeadora gigante y hubiera aplastado completamente
todos los aviones que se encontraban en el aeropuerto incluyendo
un DC3 de Cubana de Aviación que se suponía salía
todas las mañanas a diferentes partes del interior de Oriente
y regresaba por las tardes y así hacia esta travesía
todos los días. Estando parado y mirando este espectáculo
tan asombroso de destrucción se acerco a mí el jefe
del G2 un sargento del ejercito rebeldes y me pregunto!..Porque
yo no había venido a trabajar a mi turno?..Y
le respondí!..
Yo
llame anoche y dije que no podía venir porque estaba enfermo
del estomago, me pidió que lo acompañara a la oficina
del G2 y allí hizo una llamada por teléfono y al
momento me informa que yo estaba arrestado y que el mismo me conduciría
a la central del G2 en Santiago de Cuba. Me introdujeron en un
automóvil de G2 situándome en la parte de atrás
en el medio y dos agentes a los costados y el Jefe Sargento al
frente con el chofer. En camino a la jefatura del G2 que se encontraba
(en la que fuera casa de Pepin Bacardi en el reparto Vista Alegre)
yo miraba hacia afuera y pensaba (Quizás esta será
la ultima vez que voy a ver a Santiago), que yo amaba intensamente.
Cuando llegamos me mandaron a salir del automóvil me esposaron
con las manos espalda y me condujeron a la azotea de esta casa
(Castillito, pues así le apodaban) que tenia (creo) cinco
pisos y solo cabía una persona a la vez ya que la escalera
era muy angosta. Cuando salí a la azotea vi que había
dos personas mas o sea yo era el tercer hombre. Transcurrieron
varias horas y como al rededor de las 8 de la noche habíamos
cerca de 200 hombres en una superficie de cemento al aire libre
sin servicio sanitario ni donde cobijarse del Sol o la noche,
que yo diría no seria mayor de treinta pies cuadrado. En
el trascurso de ese día no nos dieron comida alguna, pero
tuvimos suerte que había una pluma de agua corriente y
con las manos podíamos tomar agua y mojarnos los rostros
para refrescar el fuego del Sol que nos bañaba durante
el día. Mientras tanto según iban llegando prisioneros,
nadie sabia a ciencia cierta que fue lo que había pasado
esa mañana a las 6.20am, pero si nos aseguraron esa noche
los militares que nos acribillarían a balazos en cualquier
acto de escape.
La
mañana siguiente el día 16 Abril, seguíamos
todos en las mismas condiciones excepto por llamar a prisioneros
por su nombre y se lo llevaban para interrogarlos, pues así
nos confiaban cuando regresaban. En el mediodía, nombraron
mi nombre y fui conducido a un cuarto muy oscuro excepto por unas
luces muy poderosas que habían sido colocadas al frente
de la silla donde me sentaron esposado, era muy difícil
poder ver la persona o el rostro que interrogaba ya que las pupilas
se dilataban por la luz directa a mi cara. Al fin siento una voz
de un hombre joven y la primera pregunta fue!..¿Cómo
es que tu le asías señas a los aviones, para que
bombardearan el aeropuerto?…Enseguida me di cuenta de que estaba
ligando con personas de tal estupidez, que tendría que
rebajarme de inteligencia para poder contestarle y le conteste!..Yo
estaba en mi casa enfermo del estomago cuando eso sucedió!..Ha!
tu sabia que venían ayer en la mañana a bombardear
y por eso no fuiste al trabajo!..No señor, yo no sabia
nada de esto; y así continuaron por espacio de mas de una
hora repitiendo la misma pregunta, hasta que al fin entraron varios
militares y me condujeron de vuelta a la azotea. Ese día
nos trajeron un plato de aluminio y nos dieron macarrones hervidos
sin sal. Al día siguiente el 17 nos dimos cuenta de que
algo grande estaba pasando, porque entraban y salían muchos
militares del Castillito ya que por estar en la azotea podíamos
ver la calle y como se supo después estaba ocurriendo el
desembarco de Playa Girón.
Ese
día fui llamado otra vez a otro interrogatorio con las
mismas preguntas. Al siguiente día 18 de Abril fue uno
de los días de más sufrimientos en mi vida. Temprano
en la tarde fui llamado otra vez con otros prisioneros y nos llevaron
al primer piso donde entraban los vehículos y nos paran
en línea esposados, unos minutos después siento
una voz femenina que dice mi nombre por la espalda mía
y al virar la cabeza esa mujer me hace seña para que mirara
hacia donde había mujeres prisioneras y pude darme cuenta
que entre ellas estaba mi madre esposada contra la pared, en ese
mismo momento se acerco un militar y me dijo!..A tu madre la vamos
a fucilar muy pronto y tú la vas a seguir.
Yo
no pude contestarle, pues tenia un nudo en mi boca al ver a mi
Madre esposada en esa posición y no me salía sonido
alguno, mas tarde vino otro militar y me dijo!..Se me olvidaba
mira para allá!..Señalándome a otra esquina,
hay tenemos a tu hermana, pues la familia Caravia va desaparecer
completamente!..
Yo
solo mire y no pronuncie palabra alguna. Después de un
tiempo mas nos llevaron para arriba, pero de momento me separaron
del grupo y me compusieron al cuarto de interrogatorio. Ya dentro
y esposado a una silla, el militar después de fanfarrona
de los poderes que ellos tenían para poder quitarle la
vida a cualquier persona, se dirigió directamente y me
dijo!..Si té quitas esa cruz (que yo tenia al cuello en
una cadena) y renuncias a Dios y te unes a la Revolución
te dejo ir libre!..Yo no sé de donde saque valor y le conteste!..Si
tu! te crees hombre suficiente, acércate a mí y
trata de arrancarme esta cruz! Cobarde Pendejo! Y si tienes un
poco valor que lo dudo! Coge esa pistola que esta sobre el buró
y mátame, porque yo nunca renunciare a mi Dios y prefiero
ver a mi madre y hermana muertas antes de ser comunista. Inmediatamente
entraron varios militares y me llevaron de vuelta a la azotea.
(Todo esto ocurrió tal y cual lo escribo y Dios es mi testigo).
Durante
ese día no recibimos nada de comida, pero gracias a Dios
por lo menos teníamos agua para tomar y echárnoslas
arriba para calmar el fuego del Sol. Al llegar el atardecer de
ese día y ya el crepúsculo cubría la tarde,
cuando empezaron a llamar de doce en doce, yo fui llamado en los
primeros doce, nos llevaron para el primer piso donde me habían
llevado anteriormente y nos pusieron otra vez en línea,
yo mire a donde había visto a mi madre anteriormente y
no estaba, entonces una mujer que se había dado cuenta
lo que estaba buscando y que fue ella misma la que me había
llamado la atención por lo de mi madre, me dijo que se
la habían llevado en una ambulancia porque parecía
había tenido un ataque del corazón, entonces mire
para donde había visto a mi hermana y ella seguía
allí, nos miramos y le sonreí y le tire un beso.
De momento empezaron a llegar automóviles y en uno de ellos
me montaron con cuatro militares y salimos rumbo a lo que seria
mi próxima casa por cerca de seis meses, la Prisión
de Boniato, la segunda prisión que podría contener
sobre cinco mil hombres, la primera era la Prisión de Islas
de Pino donde se encontraba mi Padre prisionero cumpliendo 30
años de condena.
Llegaríamos
a la Prisión de Boniato cerca de las doce de la noche aunque
no sé a ciencia cierta ya que no-tenia reloj y me condujeron
al primer edificio que era donde los prisioneros recibía
las visita de los familiares. Es un salón amplio aunque
no-tenia nada de muebles o donde sentarse, pero después
de tres días en una azotea a la intemperie esto era mejor,
pues la frialdad no me calaba los huesos (eso creía yo),
me senté en el piso y me recosté a la pared en el
medio del salón. En el transcurso de unas horas empezó
a llenarse todo ese salón de prisioneros igual que yo,
lo que sí me di cuenta es que era diversificado, pues había
de todas las edades siempre creyendo que yo era él mas
joven de 18 años cumplidos.
Aun
en la azotea y después en la prisión se mantenía
una actitud de desconfianza entre todos los prisioneros, pues
uno no se podía confiar ya que la red de espías
podría estar donde quiera. De momento se oye por los altos
parlantes la orden de que todos los prisioneros se despojaran
de su ropa y colocara sus pertenencias en unos cartuchos, menos
los zapatos. Yo me quito mi ropa y después de ponerla en
el cartucho me vuelvo a sentar desnudo en la posición que
antes estaba, cuando de momento se me acerca un hombre joven y
sentándose junto a mí empieza hablarme en voz baja
al oído!..Alguien me dijo que tú eres el único
que puedes ayudar en este problema grave que tenemos!..Yo lo mire
a los ojos y pregunte!..Porque yo?..No hagas mas preguntas, pues
no hay mas tiempo que perder!..Bueno, dime!..Aquí hay un
Padre de la Iglesia Católica recién graduado de
cura que vino de España y es prisionero como nosotros pero
los militares no saben que él es Padre de la Iglesia Católica
ya que fue detenido en una Iglesia con ropa de civil y si es descubierto
lo fusilan inmediatamente y el no quiere quitarse la ropa de civil
enfrente de otro semejante a el, y debes de protegerlo mientras
el este aquí!..Te encargaría del?..Pensé
unos segundo y le dije!..Sí!..Tráemelo!.
En
unos segundos se acerca un hombre de estatura mediana bien delgado
con cara de niño, pues parecía mas joven que yo
y una expresión de pánico por lo que estaba ocurriendo.
(Habían llegado rumores! que yo no dudaba!, Dé que
las fuerzas represoras de Fidel buscaban a todos los curas en
las Iglesia y que algunos habían sido linchados por las
plebes y como excusa los militares los detenían por su
propia “protección” ya que el pueblo quería matar
a todos los curas) Me pongo de pies y lo cojo por los hombros
y lo empujo contra la pared y mirándolo a los ojos le digo!..Quítate
toda tu ropa! , que yo y otros tres mas te daremos la espalda
rodeándote contra la pared para que nadie te vea y así
lo hizo. Pasaron unos minutos cuando de pronto abrieron las rejas
del salón y militares tiraron ropas (camisas y pantalones)
de militares del régimen anterior que era de color kaki
(carmelita claro) en el medio del salón y ordenaron que
todos nos vistiéramos con esa ropa. Todos nos vestimos
como pudimos siempre recordando que no existía medida específica
para nadie. Nos sentamos otra vez y él (Curita) que así
lo apode! Se pegaba a mí y temblaba de miedo, yo lo volví
a mirar a los ojos y le dije!..Crees en Dios?..Sí!..Pues,
déjalo todo al y nada te pasara y nunca te separes de mí,
pues yo te protegeré con mi vida!..(Yo no sé de
donde saque valor para hablar así!, pues yo tenia mas miedo
por mi vida que nadie de allí. Creo era mi obligación
de no demostrar miedo en ningún momento ya que ahora tenia
que proteger a un Padre que su vida valía menos que la
mía, en ese momento. Tiempo después abrieron las
rejas y entraron muchos militares con rifles con bayoneta montada
y poniéndonos en fila nos empezaron a conducir hacia dentro
de la prisión. Caminado en cordillera por el pasillo central
que unía a todos los pabellones, recuerdo una sentencia
que los prisioneros gritaban cuando nos veían que nos conducían
era (Carne Fresca, Carne Fresca), cuando oían en la prisión
los gritos de esta frase significaba que traían codillera
de prisioneros nuevos.
La prisión consistía de cinco pabellones separados
por un patio cada uno y se identificaba con letras y numero como!..Pabellón
1A, 1B, 1C, 1D, pues eran largos de dos pisos y así consecutivamente
hasta llegar al 5. Entre el edificio de visita que era una ala
del edificio abajo en un costado lo restante de ese edificio era
oficinas y dormitorios de los militares de la prisión alrededor
de toda la prisión aunque no se ve en esta foto ya que
fue agregado luego había torres de vigilancia con ametralladoras
de calibre 30 y una cerca de alambre que estaba electrificada
la cual si era tocada te mataría instantáneamente.
Al costado izquierdo próximo al edificio principal otra
pequeña construcción donde ponían los prisioneros
que serian fusilados al día siguiente y próximo
a este, el famoso “paredón”, donde fueron asesinados muchos
de mis compañeros durante mi estancia en Boniato.
El
pabellón 1 y 2 eran para los presos comunes y como volvamos
a recordar que esta prisión era la segunda en Cuba con
referencia a seguridad y cantidad de prisioneros, los presos comunes
eran la escoria de la delincuencia y los más peligrosos
criminales asesinos de toda la isla. Seguido (ellos tenían
derecho a los patios y pasillos y eran la ley dentro de la prisión,
dirigidos por un cabecilla “El Jefe”que era elegido por batallas
sangrientas a muerte en los patios y pasillos), el pabellón
3 albergaba los prisioneros militares del régimen anterior
que ya pasaban a ser tratados como comunes, pues el odio intenso
era hacia nosotros los contrarrevolucionarios. Los pabellones
4 y 5 albergaban solamente a los enemigos de la revolución
que erramos llamado “Gusanos” como forma denigrantes. Cuando la
cordillera llega al pabellón 4 fuimos conducido a su interior
a mí me toco el 4B junto con el “Curita” que se agarro
de mi pantalón por la parte de atrás y era como
mi sombra. Un gran amigo que estaba en el pabellón 4D (arriba
del mio) me vio cuando llegaba y gritaba mi nombre a todo pecho
y ya cuando estaba en el calabozo nos empezamos a comunicar a
través de las rejas que daban al patio y me manda una colcha
por la ventana de su calabozo que nos hizo mucha falta. En cada
pabellón existía 40 calabozos y al final de esa
noche habíamos un total de 171 hombres. Cada pabellón
tenia 4 inodoros y dos duchas y naturalmente “no agua corriente”.
Todos los calabozos lo dejaron abiertos ya que los calabozos eran
para una persona y en el que yo ocupe habíamos cinco incluyendo
mi sombra “el Curita”, al entrar a cada pabellón estaban
las rejas que esas si la mantenían cerradas, pues nosotros
(los gusanos) no teníamos derecho a salir de la galera.
El privilegio de poder ir al patio para hacer ejercicio y coger
sol era solo para los criminales comunes y los presos del gobierno
anterior, ellos si ocupaban un preso por cada calabozo.
Esta
etapa de mi vida en la Prisión de Boniato la voy a escribir
a pesar de que cada tecla arranque la postilla de las llagas que
dejaron en mi alma para el resto de mi vida y que mi Dios y seres
que me acompañan me guíen para poder explicarles
los sufrimientos tan grandes que todos nosotros pasamos en esta
prisión y que llegamos a subsistir y vivir para contarlo
y para aquellos hermanos compañeros que perdieron sus vida
fusilados en el Paredón, siempre vivirán en mis
recuerdos como grandes héroes y que algún día!
sus muertes serán vengadas por la justicia en esta vida
o en la próxima cuando se celebre el juicio final.
El
resto de esa noche y el próximo día fue como si
viviera una pesadilla y sin saber que lo que vendría luego!
iba a ser algo que no se lo deseo a mi pero enemigo. Años
mas tarde ley un libro que se llamaba “Papilion” de la vida de
dos prisioneros franceses en las Guayana Franceses y tenia un
gran parecido aunque yo podría agregar mas cosas.
Al día siguiente por la tarde llega la comida (un carretón
con dos tanques de 50 gallones de aluminum) en la cual una era
de arroz cocido sin sal y la otra de potaje o mejor decir un liquido
con color, conocido por todos los prisioneros por él “CHAO”.
Todo esto era regido por los presos comunes y cuando nos toco
a nuestra galera nos mandaron a poner en fila y uno a uno fuimos
saliendo y nos dieron un plato de aluminio (sin cubiertos) seguido
pasamos por los dos tanques el primero era del arroz nos echaba
una cucharada el segundo tanque separaban las ratas muertas que
flotaban en este “potaje” y te echaban otra cucharada y de allí
regresabas a tu calabozo o podrías ir al comedor de la
galera, pero como habíamos sobre lo 170 hombres no había
espacio para nadie ya que un sin numero dormían en el comedor
y pasillo. Los cincos regresamos al calabozo y no tardo mucho
cuando mi amigo Pepín Urivazo me grito que no comiera esa
comida, pues al arroz le habían echado vidrio molido! y
que lo pusiera a la luz para que viera como brillaba y así
lo hicimos y vimos que era verdad, aunque ya habían pasado
dos días sin comer nada, lo votamos en un tanque de desperdicios
que había dentro de la galera.
Con
tristeza regresamos al calabozo y nos consolábamos pensando
que seria por corto tiempo, pues la Invasión de Girón
estaba pasando y el triunfo seria posible. Ya asiéndose
de noche anunciaron por los ante parlantes a todos nosotros (los
Gusanos) que si ocurría un ataque a la prisión todos
nosotros seriamos acribillados, para evitar que fuéramos
rescatados y entablaron ametralladoras de calibre 30 alrededor
de los dos pabellones que ocupábamos los contrarrevolucionarios.
Esa noche como a las 1.30am fuimos llamados agritos por los militares
para que saliéramos todos de los calabozos y nos quitáramos
la ropa que nos habían dado a la llegada y que desnudos
y descalzos nos agrupáramos todos en el comedor de la galera,
entonces entraron lo militares con rifles y bayonetas y recogieron
toda nuestra ropa y nos dejaron a todos sin nada con que cubrirnos.
Esa
noche nosotros cinco tuvimos que abrazarnos uno con otro para
poder darnos calor ya que por la altura sobre el nivel del mar
que se encontraba la Prisión, por la noche hacia mucho
frió y humedad, pues es tan bien en una jungla. Ya para
ese entonces el Padre que yo protegía no le queda más
remedio que acostumbrarse a verse y ver hombres desnudos. Al día
siguiente por la tarde todos pudimos conseguir algo de ropa unos
pantalones y otras camisas (siempre ropa del ejercito anterior)
que nos mandaron con los presos comunes los otros prisioneros
políticos que ya llevaban tiempo en esa prisión.
Los acechamientos y amenazas de muerte de los comunes hacia nosotros
eran continuo aunque se aprovechaban mas de los jóvenes
y pobre de espíritu; en una ocasión fui llamado
por otro compañero para ver la violación de fornicacion
de un muchacho a través de la reja del calabozo que daba
al patio en la cual el preso común había logrado
intimidar por amenazas de muerte y ofrecerle comida (ya llevamos
6 días sin comer) el muchacho estaba desnudo encaramado
en la ventana de espalda para afuera y el común también
encaramado lo tenia sujeto a través de las rejas y hacia
su fornicacion.
Al séptimo o el octavo día algunos como yo empecé
a comer el arroz con vidrio molido y como es esperar empezamos
a sangrar y la diarrea era algo incontenible, siempre recordando
que no había agua potable y la montaña de excremento
llegaba a tener dos pies de altura sobre los inodoros, otros desefecaban
por los pasillos, pues no podían contener la diarrea, la
peste era algo que no se puede describir ya que ni los militares
querían pasar por nuestra galera o alrededores y los comunes
dejaron de pasar por los patios que daban a los calabozos de nosotros.
Creo que hubo una protesta a las autoridades por los presos comunes
ya que tuvieron miedo de una contaminación de algo malo
que le pudiera pasar a ellos que después de dos semanas
nos dieron agua por dos horas para limpiar la galera y nuestros
cuerpos. Yo seguía con los otro cuatros en el calabozo
y dormíamos en el piso abrazados para darnos calor por
la noche. Yo recuerdo haber estado pesando sobre las 180 libras
cuando entre a la prisión y creo en pocas semanas haber
perdido más de cuarenta libras, pues sé que lucia
como un cadáver, entre la diarrea y la pérdida de
sangre. Llego el día del! Primero de Mayo y nos pusieron
por los altavoces el discurso de Fidel Castro en la cual él
comunicaba la victoria de la invasión de Girón y
que el se declaraba Marxis-Leninista y que había sido comunista
siempre.
En
ese momento realizamos toda esperanza de algún día
poder salir de ese infierno y que estábamos solos y sin
esperanza de nada. Esa noche reconocí que había
dos caminos “supervivir o morir” y hay algo en todo humano que
te hace fuerte interiormente y predomina la supervivencia y te
transforma y así me paso a mí y a muchos de mis
compañeros. Nos reunimos en el comedor y calladamente elegimos
un jefe de galera y una comitiva para regir las leyes de la galera
en la cual todos los prisioneros deberían acatar. Se nombro
el proceso de vigilancia en la cual nos turnábamos entre
las 9.00pm a las 6.00am, para que un prisionero tuviera de guardia
para avisar en caso de que vinieran a matarnos, pues no queríamos
ser asesinados en nuestro sueño ya que queríamos
ver las caras de nuestros ejecutores; también se nombro
un jefe de limpieza, ya que tendría que organizar un grupo
para cuando nos dieran agua poder limpiar el pasillo y los baños
como a la vez llenar los dos tanques de agua que nos habían
dado, pues de ellas nos servia para tomar y medio limpiar los
baños.
En la prisión existían armas de defensa personal
que los presos comunes fabricaban que eran hechas con hierro de
cerca que afilaban y le ponían mando de madera (se le nombraba
“Pinchos”) y cucharas que también se transformaba en “cuchillo”
y los más guapos usaban “Machetes” que eran entrados a
la prisión. En los primeros tiempos había un jefe
de comunes que se le apodaba “MACHETE”, era un negro creo de 7
pies de estatura y parecía una mole el cual se le achacaba
mas de 20 muertes y tenia sus guardaespaldas. Creo fue a finales
de Mayo que trajeron una cordillera de presos comunes de la Prisión
de Isla de Pino en la cual venia el jefe de los comunes de esa
prisión y al el llegar a Boniato no podría ver dos
“jefes”, entonces era inevitable que se celebrara un duelo a muerte
entre estos dos. A los pocos días de haber llegado este
jefe de Isla de Pino, resulta que uno de mis compañeros
que estaba en mi calabozo lo conocía, pues eran de la Provincia
de Pinar del Río. Un mediodía este señor
vino a nuestra ventana, pues se entero que un amigo del estaba
de gusano y fue algo increíble, después de conversar
por cierto tiempo me lo introdujo a través de la ventana
con rejas y recuerdo nos brinda su protección y nos trajo
azúcar blanca que nosotros ligamos con agua, pues nos dijeron
que eso nos ayudaría a subsistir por la diarrea y desangramiento
que estábamos padeciendo y que no comiéramos mas
el arroz con vidrio, pues no duraríamos mucho.
Un
Jueves nos enteramos de que el duelo inevitable entre los dos
jefes comunes se celebraría a machete el próximo
Sábado y así ocurrió, la batalla entre ellos
dos duro cerca de mas de tres horas empezando en el pasillo de
la 5 Galera y recuerdo como si fuera hoy el ruido estridente de
los machetes cuando hacia contactos y nosotros rezando para que
el que yo había conocido ganara ya que por lo menos nos
había traído azúcar y podría aliviar
un poco nuestro martirio. El negro “Machete” fue derrotado y fue
llevado todo sangrante al hospital donde esa noche murió.
Mejores tiempo empezaron a llegar, pues el nuevo jefe de los comunes
nos visitaba por la tarde y siempre nos traía algo de comer
o café que compartíamos con todos hasta que alcanzara.
La ley del mas fuerte regia dentro de la prisión y con
el solo hecho de que el se paraba en la ventana de mi calabozo
significaba que estábamos protegidos por él y nunca
mas tuvimos problemas con los restantes comunes, era como una
“magia”, pues los presos comunes pasaban y eran incapaces de decir
nada o pararse en nuestra ventana.
Llega el mes Junio y fue anunciado que nos permitirían
recibir visita los sábados y eso fue una jubilación
en toda la galera aunque yo tuve duda de esta “generosidad” por
parte de los militares y a la vez la única persona que
podría venir a verme era mi Madre que ya tenia mas de 56
años y no estaba bien de salud. Llego el ansiado primer
sábado de visita para nuestra galera que empezaría
a las 11.00am y empezaron a llamar desde las rejas de la Galera
los nombres de los prisioneros que tenían familiares en
la sala de visita cuando para mi sorpresa como a las 1.30pm nombraron
mi nombre y nos condujeron hacia el primer edificio donde estaba
este salón y al llegar y ver a mi Madre fue algo como que
hubiera deseado estar muerto! para que ella no me tuviera que
ver en las condiciones que yo estaba. Ella lucia muy triste y
agotada, pues me confeso que salió de la casa a las 3.30am
y que estaba en la primera posta de la prisión desde las
6.00am, de la posta militar al edificio de visita tenia que caminar
sobre los 3 kilómetros cargando la java que me había
traído, para después sufrir la humillación
de que debería de despojarse de su ropa para ser tocada
para registrarla por militares “hombres” ya que el verdadero propósito
era que los familiares no regresaran y así lograr que nadie
viniera a vernos y menos traernos nada para intensificar su castigo
ideológico.
Mamá
me había traído una comida cocinada por ella misma
aunque ella me confeso que la comida le había metido las
manos y escupido para sí vejarla en todo sentido, yo le
dije: Gracias madre por tu amor y esfuerzo, pero quisiera que
no vinieras mas a verme y le afirme que estaba bien y que no hacia
falta ninguna comida, pues nos alimentaban muy bien y que nada
nos faltaba, pero yo sé que ella no me creyó, pues
tenia contactos con otras madres y familiares de otros presos
y entre la populación de Santiago de Cuba se sabia de las
condiciones que nosotros pasábamos; le rogué que
debíamos comunicarnos por cartas ya que también
habían aprobado para que nosotros pudiéramos recibir
y mandar correspondencia. Mientras este primer día de visita
transcurría todos nosotros nos intercambiamos la ropa mas
limpia para aquellos que recibían visita para lucir lo
más decente posible aunque la primera vez no pudimos afeitarnos
y la mayoría lucíamos bastante deplorable. Ya al
final de las visitas de nosotros todos compartimos la comidas
que nuestros familiares nos habían traído y fue
un día de alegría y mucha tristeza a la misma vez,
algunos recibieron latas de comida envasada, fotos, fogoncito
eléctrico para cocinar y hacer café en fin creíamos
que nuestras condiciones iban a mejorar y nos sentíamos
tan agradecidos por lo “benevolencia” de los militares en su comportamiento,
cual! seria nuestra sorpresa esa madrugada cuando seria pasadas
las doce de la noche fuimos despertado por militares con rifles
y bayonetas fuimos conducidos al desnudo al patio (que pisábamos
por primera vez) y nos pararon a todos en línea mientras
ellos saquearon las pocas cosas que nuestros familiares nos habían
traído esa tarde; así nos tuvieron hasta el amanecer
en que nos llevaron de vuelta a la galera.
Esa
mañana que era Domingo el Padre al ver la estado de animo
de nosotros celebro entre nosotros cinco, algo parecido a una
misa, pues lo único que teníamos era agua y todos
nos confesamos con él y simbólicamente condujo amarrando
dos palitos que un común nos dio del patio y pudimos hacer
una Cruz. Ya yo había hecho contactos por medio de otros
prisioneros al clerico católico de que conmigo se encontraba
un cura bajo mi protección y que su vida estaba en gran
peligro si era descubierto por las autoridades; ellos me hicieron
saber que estaban en negociaciones con el Vaticano y con España
para darle una solución. Un mes después el Gobierno
de España envió un barco que fue recogiendo todos
los curas en Cuba para llevárselos a España y así
me despedí de este muchacho Cura y el se fue llorando cuando
nos despedimos y marcho hacia su Patria. (Nunca mas supe del)
Yo sé que donde el este! en este mundo, la experiencia
que el paso en mi compañía le habrá servido
a mirar la vida en diferente prospecto y haya llegado a ser un
Padre digno de su sotana y que si algún día a de
ver a un hombre con sus ojos húmedos de lagrimas no necesariamente
sea por cobardía! pero, si quizás por impotencia
de no poder controlar su destino.
De las pocas cartas que pude recibir, no porque mi Madre no me
escribiera, pues ella lo hacia diariamente en una de ellas recibió
la triste noticia de que mi hermano mayor que siempre visito a
mi madre, le había comunicado que no vendría a verla
mas, porque temía involucrarse con la familia Caravia,
ya que yo estaba preso por contrarrevolucionario y no quería
perjudicarse y arriesgar su trabajo, que para el era mas importante.
También hubo hermanos y hermanas de mi Madre que se distanciaron
y dejaron de visitarla y hablarle por miedo a ser señalados.
Pero siempre hay un Dios benevolente y poderoso y a mi Madre nunca
le falto algo de comida, pues amigos de la lucha contra el tirano
Castro siempre velaron por ella y le traían suministros,
para que no le faltara.
En la prisión los militares tenían por costumbre
de sacar los prisioneros que iban a fusilar al día siguiente
a las 6.00am eran llamados la noche anterior a las 7.00pm, como
también si alguien iba ser puesto en libertad lo hacían
también a esa hora era cuestión mental ya que el
Régimen Comunista de Fidel Castro usaba la psicología
de la tortura mental y no tanto física. Todos sin exepcion
estábamos al tanto todos los días cuando llegaba
la hora 7.00pm, pues recordando que el humano se transforma en
pensar solamente como supervivir. Al cabo de cinco meses la cantidad
de prisioneros rebaja de 171 a cerca de 60 aunque no todos fueron
fusilados si un 90% ya que aquellos que por una cosa o otra fueron
puestos en libertad nosotros nos enterábamos por la visita
ya que teníamos una contraseña en la cual nos enterábamos
a la siguiente visita aunque nosotros no tuviéramos ese
privilegio por algún castigo, ya tenía una red de
comunicación en toda la prisión incluyendo los comunes,
pues recuerden que el jefe de ellos visitaba mi celda.
Durante
los primeros dos meses llegamos a localizar a tres espías
que habían sido infiltrados en nuestra galera y eran de
la Provincia de Las Villas y después de una buena paliza
gritaban para que fueran sacados de mi galera. Con el tiempo tuve
que aprender a no conocer o entablar relaciones con mis compañeros
de galera, pues hoy estabas conversando con uno y al día
siguiente al no verlo y luego de investigar de su paradero te
enterabas que había sido fusilado esa mañana, era
algo tan amargo que de solo recordar se me retuerce el corazón
de tristeza. Yo aunque no ocupaba ninguna posición en la
galera si contaban conmigo, pues sabía como yo era, y me
apodaron el “PADRECITO” y en dos ocasiones tuve que ir a la visita
a encontrarme con dos familias de compañeros que habían
sido fusilados dos o tres días anteriormente y sus familiares
no sabia que ya estaba muerto; uno de ellos que fue un Capitán
del ejercito de Fidel en la Sierra, que era una persona maravillosa
de gran educación y él estuvo conmigo desde el principio
y me encantaba conversar con él.
El tenia una esposa muy linda y tres niñas pequeñas,
a el lo fusilaron un Miércoles y al Sábado siguiente
llamaron su nombre porque tenia visita de su esposa e hijas y
a mí me eligieron para que yo fuera a darle la noticia
a su esposa. Llegue al salón de visitas y aunque no conocía
a su familia personalmente, si me di cuenta de una mujer rubia
con tres niñas que esperaban sentadas en el banco de madera
y fui acercándome hacia ellas y cuando estuve de frente
a su esposa que sujetaba a sus niñas por las manos yo le
dije!..Lo siento mucho señora, él fue un gran compañero
y estoy seguro un gran esposo y padre, ella me miraba a los ojos
y al ver las lagrimas que empezaron a brotar de mis ojos, ella
se abraza a sus hijas dando un grito! Que nunca olvidare!, inmediatamente
entraron dos militares y acercándoseme me preguntaron que
había sucedido y yo les dije!...Ustedes asesinaron al esposo
y padre de esta familia el Miércoles pasado y ni decencia
tienen ustedes de notificárselo a su inmediata familia
(las familias de los hombres que eran fusilados en la prisión
no tenían el derecho de enterrar a sus muertos)
El calabozo casi frente al mío trajeron un nuevo prisionero,
un hombre de mediana edad que siempre estaba sentado o acostado
que padecía de “angina” y para colmo le habían dejado
con su persona una jeringuilla con insulina para que se infectara
directamente en el corazón, pues la aguja era como de 8
pulgadas de largo y no paso muchos días que me tuve que
hacer cargo de inyectarlo cuando le daba el ataque, pues me dijeron
que si no se hacia inmediatamente el moriría y yo pensé
hacia mi mismo (salvarse para seguir en esta inmundicia de lugar)
pero bueno, como dije antes “supervivir”.
Durante todo este tiempo la vida en la prisión se convirtió
en una rutina. Teníamos un radio de onda-corta que se la
pasaba de galera a galera siempre escondido dentro de un tanque
de agua (envuelta en plásticos) nosotros “casi” siempre
sabíamos cuando se iba a realizar “requisa” que significaba
que los militares venían a registrar todos los calabozos
y se robaban todo lo que los familiares nos habían traído
durante las visitas y en muchas ocasiones la guerra de las cucarachas
que nunca, supimos el por que! Empezando por la noche hacían
como un ataque hacia dentro de los calabozos por las ventanas
que daban a los patios y era algo increíble, pues eran
millones de ellas queriendo entrar y nosotros con un zapato en
cada mano matándolas aunque en dos ocasiones comimos algunas,
pues nos dijeron que tenían (algo) que era bueno para “subsistir”
y como dice un refrán “El hambre es mala aconsejara”.
Una tarde el jefe de los presos comunes vino a visitarnos por
la ventana del calabozo y estando conversando con él, me
confeso que él estaba muy preocupado por su hija mayor
que tenia 23 años, le habia escrito confesando que se iba
a casar con un miliciano y el seria un criminal cumpliendo tres
condenas de 30 años consecutivos, mas las muerte que habia
cometido dentro de la prisión, (que por otros que lo conocían
estimaban mas de quince) que el no era comunista y que le habia
escrito a su hija previendola que no lo hiciera. Creo paso dos
semanas cuando hubo gran revuelo una tarde en la prisión
y nos enteramos que el jefe de los comunes había proporcionado
11 puñaladas a la hija que lo había venido a visitar
matándola en el salón de visita, porque ella le
dijo que ya se había casado con el miliciano. Días
mas tarde regreso a visitarnos y nos contó; Yo! Se lo dije
que no se casara y lo hizo en contra de mi volunta y yo no puedo
permitir que nadie desobedezca mis deseos y este es él
más importante, pues como le dije anteriormente “Yo no
soy comunista”. Un sábado que tenía visita vino
a mi calabozo un compañero de la galera y casi llorando
me informa que le habían robado los zapatos de la ventana
de su calabozo, pues los había puesto a secar después
de limpiarlos y que su familia venia de muy lejos a verlo y no-tenia
más zapatos. El jefe de los comunes que estaba conversando
conmigo en ese momento, inmediatamente se dirigió a dos
de sus guardepaldas y les dijo vayan a ver a (fulano, fulano y
fulano) refiriéndose a prisioneros comunes específicos
y tráiganme los zapatos de este preso político y
en cuestion de menos de 15 minutos los zapatos de mi compañero
fueron retornados al mismo lugar en la ventana donde habían
sido robados.
Era
algo increíble el control y conocimiento de este señor
que era el jefe de todos ellos. Él me confeso que su conocimiento
era tan basto en la populación de los comunes, que dependiendo
lo que había sido robado el sabia quienes robaban especificas
cosas y todos sabían que él era el “Jefe” y que
no dudaría por un segundo en ejecutar a cualquier preso
común que no lo obedeciera. Era tanto el poder de este
señor, que cuando yo iba en cordillera los sábados
a la visita, el camino era por el pasillo principal y en él
había cientos de presos comunes por diferentes propósitos
y cuando ellos veían que yo iba en especifica cordillera
todos se separaban con respeto y ni a mí, ni a mis compañeros
que iban conmigo en ese momento nos molestaban en ninguna forma
(ellos tenían la costumbre de acechar y amenazar como también
quitarles las javas de suministros que los familiares les había
traído cuando regresaban a la galera si notaban estado
de miedo o pánico en un preso político) aunque los
militares eran los que conducían estas cordillera, ellos
dejaban que esto pasara y también instigaban para que ocurriera!
Y lo que no perdía al regreso a la galera, esa noche o
a la siguiente, hacían “requisa” y nos robaban todo, pero
esta vez era para los militares. Lo únicos que los militares
nunca nos robaron eran las latas de “carne rusa” ya que el hambre
tenia que ser intolerable para poder comer el contenido de estas.
Pero
bueno, nosotros la abríamos conteniendo la respiración
para no oler esta carne ya que era como si hubieran envasado un
animal descompuesto de muchos días (El olor era parecido
al del hombre o animal que ha estado muerto mas de una semana
y la descomposición esta en ejecución) La lavábamos
con agua y cuando podíamos la hervimos durante un día
entero, pues el cebo que destilaba era como la dos tercera parte
del contenido y después conseguíamos ¡algo!
¡De condimento! y lo freímos aunque después
de todo este trabajo, todavía había que tener un
hambre vieja para poder llevarlo a tu boca y mentalmente concentrarte
soñando despierto que estas comiendo otra cosa, recordando
siempre “supervivencia”.
Una tarde trajeron un prisionero a mi galera en camilla y como
yo siempre estaba dentro de mi calabozo ya para ese entonces estaba
solo en él, no preste mucha atención a este que
lo llevaron al calabozo del jefe de la galera, cuando minutos
mas tarde el jefe de galera vino a mi calabozo y me confeso que
este nuevo prisionero que habían traído en camilla
estaba muy mal y que quizás no pasara de ese día
y me pidió que yo fuera y viera si yo podía hacer
algo, pues a mi me apodaban “El Padrecito” ¡Fui! y cuando
empecé a revisarlo para ver su condición, cual fue
mi sorpresa que este muchacho, pues era de mi edad yo lo conocía
de Santiago y habíamos compartido muy buenos tiempos juntos
en fiestas ya que él era muy simpático y cantaba
muy bonito, nosotros lo apodábamos “Monino” Sus ojos estaban
abierto con una dilatación tan grande que no se le veía
nada blanco era como sus pupilas cubrían la cabida entera
de sus ojos, respiraba, pero no respondía, su cuerpo flácido
y frió sin ningún movimiento.
Por medio del amigo mío jefe de los comunes consiguió
alcohol y poniéndolo desnudo empecé a frotarle y
masajearle todo su cuerpo en intervalos de tiempo y dándole
sorbos de agua y sopa de pollo que también pude conseguir
con los comunes y al cabo de tres días por un milagro de
Dios lo pude revivir; luego me contó que lo habían
tenido en una celda de metal sin luz alguna, desnudo en la cual
no podía pararse, pues era como un ataúd de mayor
tamaño y que solo lo sacaban de allí para ser interrogado,
el no sabia el tiempo que trascurrió, pero por la fecha
en que estábamos en ese momento, estuvo mas de tres meses
en esa tortura. Él pertenecía a la Acción
Católica y sabia de mí por lo del “Padre” que yo
protegí.
Los días iban pasando cuando una noche el 4 de Septiembre
a la famosa hora de la 7.00pm mi nombre fue llamado y muchos de
mis compañeros fueron a mi calabozo para darme la noticia.
Yo empecé a vestirme con mi mejor uniforme, pues semanas
anteriores me habían informado por fuentes infiltradas
que yo seria fusilado pronto y no lo había comentado con
nadie y menos a mi Madre. Después de vestido abrí
la puerta de mi calabozo (que consideraba mi casa) pues el humano
es un animal de costumbre y empecé a caminar dirigiéndome
a la salida de la galera y recuerdo que un compañero me
dio una lata de leche condensada y me dijo “hermano tómatela
en nuestro nombre” que Dios este contigo. Cuando abrieron las
rejas y salí me puse en línea con los otros prisioneros
que también habían recogidos, yo mire hacia mi galera
por ultima vez y estaban todos pegados a la verja de hierro encaramados
uno arriba de otros ya que todos querían verme por ultima
vez y todavía recuerdo como algunos llorando como niños
gritaban (Adiós hermano, ten Fe y Viva Cuba Libre) en el
camino hacia el edificio principal de la prisión según
iba caminado se despedían muchos presos comunes que me
habían conocido y respetado como también el famoso
amigo jefe de los comunes que me estrecho la mano y me dijo adiós,
también cuando pase por las galera de los presos del gobierno
anterior muchos me dijeron adiós y me desearon suerte.
Continuará
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